El primer ministro francés Sébastien Lecornu superó dos mociones de censura y ganó aire para negociar el presupuesto
El aliado de Macron logró mantenerse en el cargo por un estrecho margen gracias a la abstención socialista y la división opositora. Su victoria solo le otorga una tregua en medio de la crisis institucional abierta tras la disolución parlamentaria de 2024
El margen fue estrecho. Lecornu, designado primer ministro recientemente y figura cercana a Macron, enfrentó primero una moción promovida por el partido de extrema izquierda Francia Insumisa y respaldada por la ultraderechista Agrupación Nacional, liderada por Marine Le Pen. Esta iniciativa obtuvo 271 votos favorables, quedando por debajo de los 289 necesarios para derribar al Ejecutivo. Poco después, una segunda moción impulsada por Le Pen recibió apenas 144 apoyos, reflejando que solo su partido, la Unión de la Derecha por la República y algunos pocos diputados más la respaldaron.
Por parte de la derecha tradicional, los republicanos rehusaron sumar sus 50 escaños a la destitución, a pesar de las exhortaciones de Éric Ciotti, ex líder del partido, ahora aliado con la ultraderecha. En la votación más ajustada solo un diputado republicano votó contra Lecornu, aunque tres participaron con la ultraderecha en el segundo intento, dejando en evidencia que su apoyo podría ser inestable de cara a futuras definiciones presupuestarias.
La presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, fiel a Macron, expresó optimismo sobre la posibilidad de alcanzar acuerdos para la aprobación del presupuesto, a pesar del panorama tenso y fragmentado. Por su parte, Lecornu aseguró estar dispuesto a iniciar las negociaciones presupuestarias en el Parlamento, recalcando que buscará consenso y se comprometió a no recurrir al artículo constitucional que permitiría imponer las cuentas sin votación legislativa, mecanismo que Macron ya empleó en 2023 para aprobar la impopular reforma de pensiones.
Desde la extrema derecha, Le Pen cuestionó el resultado y sostuvo —frente a la Asamblea y en declaraciones a BFMTV— que “la tolerancia de la oposición solo responde al terror a unas nuevas elecciones”. Le Pen manifestó su impaciencia por acudir a las urnas convencida de que el contexto ofrece la mejor oportunidad para que la ultraderecha alcance el poder presidencial en 2027, cuando vence el mandato de Macron.
El origen de la crisis institucional se remonta a la decisión de Macron de convocar elecciones anticipadas en 2024 tras un intento por consolidar el apoyo legislativo a su programa. El resultado fue una Asamblea Nacional sin mayoría clara y una parálisis política replicada en la sucesión de primeros ministros que ha debilitado la capacidad de gobierno. Francia lidia actualmente con una deuda pública que, en proporción al PIB, es la tercera más alta de la UE tras Grecia e Italia, obligando a la presentación de un presupuesto austero que debe pasar por un Parlamento profundamente dividido.
El pulso en torno al presupuesto 2026 arrancará la próxima semana. Lecornu, tal como expresó en discurso y luego a la prensa, señaló la extrema gravedad de la situación y exhortó a los diputados a no “tomar como rehén el presupuesto de la nación” por intereses electorales. Insistió en que las disputas presidenciales tendrán su cauce en 2027, reclamando que no se antepongan “maniobras políticas” a la urgencia de nuevas cuentas públicas para estabilizar la economía.
Mientras tanto, los partidos opositores, tanto a la izquierda como a la derecha, se reservan el derecho de activar futuras mociones si el gobierno no cumple sus compromisos, especialmente en lo relativo a la reforma de pensiones y el diseño de los recortes presupuestarios. La portavoz de Francia Insumisa, Mathilde Panot, recriminó a los socialistas su papel en la votación y les instó a romper con el gobierno de Macron. El clima de tensión y expectativa ante próximas votaciones augura que la estabilidad alcanzada por Lecornu podría ser solo provisional, y que cualquier paso en falso en las negociaciones presupuestarias reabriría la puerta a la caída del Ejecutivo y a una nueva convocatoria a las urnas.


