Champions | Athletic 3-Qarabag 1 / Guruzeta es Míster Champions

Doblete del delantero donostiarra para mantener la llama de la esperanza de un Athletic que se sobrepuso al gol tempranero del Qarabag.

Alfonso Herrán
As
El Ayerbaiyán andaban frunciendo el ceño porque circulaba el bulo de que Valverde había dicho a sus jugadores que iban a meter 9 goles en esta tercera jornada de la fase liga del mejor torneo de clubes del planeta. Se quedaron a un tercio de la meta, que ya está pero que muy bien. San Mamés volvió a prender la llama de la esperanza. El Athletic es honrado, sufre y alegra la pestaña a su gente. Un derroche absoluto de pundonor, de orgullo, sirvió para sellar el triunfo más abultado de la historia en la Champions y reavivar la ilusión del playoff. Guruzeta es Míster Champions, un doblete del punta donostiarra, que se suma al que metió en Dortmund (empata con Aduriz, a dos del récord de Artetxe), y un tanto de Navarro sirvieron para superar un examen exigente ante el Qarabag.

Tuvieron que sobreponerse a un tempranero mazazo de los azerbaiyanos. No se acusó el golpe, al contrario, fue un acicate. La alta temperatura, la humedad y el ritmo endiablado dibujaron un pulso titánico, con jugadores exhaustos, al borde del colapso. Qué desgaste, una pechada descomunal. 21 remates totales y 8 saques de esquina esbozan los trazos de un gran espíritu. Esto es lo que ha traído hasta aquí a los de Valverde, el rock and roll. Es la fórmula que funciona: gritar Al salto y no mirar atrás. Hay estrellas que no están a su mejor nivel, pero el espíritu es encomiable. Salto espectacular a la posición 21 en la tabla.

Era el día del estreno de Nico en Champions. Heló la grada un gol de Leandro Andrade a los 48 segundos tras saque de banda y lío entre los centrales rojiblancos: despejó Paredes y el balón golpeó en Laporte. Lo agarró el mediapunta nacido en Portugal e internacional caboverdiano. Este ya hizo el primer tanto del conjunto de Gurbanov en esta Champions, en campo del Benfica. La cuarta diana más tempranera en la historia del joven estadio. Un golpe de ese calibre desmonta a cualquiera, pero el Athletic mantuvo el espíritu casi de desesperación que le llevó a esta cita, un de perdidos al río. No se puede reprochar nada al grupo sobre su proceder tras ese 0-1, fue fiel al glorioso año pasado. La buena noticia es que quedaba casi todo el choque para revertir la situación.

Hubo una presión feroz tras pérdida ante un equipo que en campo propio en la salida del juego es muy vulnerable. Fallaron oportunidades de todos los colores unos cuantos jugadores, casi todos los del frente ofensivo. El cuadro azerí tenía dos días más de descanso tras jugar en su liga el viernes y se mantenía en pie, aunque a duras penas, porque el acoso y derribo era de época. Tenían muy claro eso sí, que en cuanto recuperaran en una banda había que cambiar muy rápidamente de orientación porque el rival es de los que basculan mucho sin balón. Sus jugadores tienen calidad, aunque muchos crean que viniendo de una competición tan alejada de la Europa más rica son pan comido.

Las cosas se ponían aún más feas cuando en una carrera se volvía a romper Iñaki Williams, en una zona cercana al pubis. Le amargó un día especial, en el que igualaba a Orue (483) en la novena posición de la tabla histórica de partidos del club. El compromiso no entendía de soldados caídos, sólo pedía redoblar el asedio minuto a minuto, sin tregua ni para beber agua. Se estaban dejando el alma los locales, vacíos de fuerzas. Rego, una sorpresa en el once aunque cada vez menos, filtraba asistencias con enorme temple y desparpajo y mantenía las pulsaciones muy altas. El que rompió el cántaro de tanto ir a la fuente fue Guruzeta, tras un gran pase de Jauregizar.

El compromiso se abonó al desorden, ¡viva la anarquía! Era un espectáculo impropio de Champions, en ocasiones tan ortodoxa. La ruleta rusa sonrió al que más puso el corazón en el empeño. Los dos atacaban sin cabeza y les costaba volver en tareas defensivas, no había dueño, estaba roto, sin bisagras. Navarro culminó la remontada. El jugador al que discuten si entra en la filosofía del Athletic pero que es un hombre de mundo y en él está Bilbao selló lo más complicado ante el Qarabag con sólo cinco minutos de presencia en el campo. Es lo que necesitó para sacar de la chistera un golazo por la escuadra, que otorgó el primer triunfo de los leones. Se la deja Berenguer, la acomoda con la derecha, la orienta con dos toques con la zurda y leñazo a la escuadra. Llevaba tiempo ensayándolo y en Dortmund casi le sale. Este chico ha caído de pie en la ciudad del Guggenheim, todo le sale a pedir de boca. Ante el Sevilla metió el gol del triunfo en menos de un cuarto de hora.

El caos se hizo con el gobierno en La Catedral. Jauregizar robaba balones hasta en el vestuario. Y Galarreta los perdía en acciones impropias de su clase. Yuri, con el brazalete de capitán tras dejárselo Iñaki, fue el héroe final, primero tomando muchísimo riesgo en una pelota en el área, que casi rebaña con penalti, y luego sacando cerca de línea de fondo un balón que se colaba para el empate de Kashchuk. El que sí acertó para el doblete es Guruzeta, tras pase de Jauregizar con control con la derecha y sin dejar caer una pelota que ajustó al poste. Tres las cuatro dianas rojiblancas en esta Champions son suyas. Cuarto león que marca dos o más goles en un partido en toda la historia de la Liga de Campeones/Copa de Europa, tras Artetxe (hat-trick en 1956), Merodio (1956) e Ignacio Uribe (1957). La primera está en el zurrón: 2,1 millones a las arcas de Ibaigane. Pero hacen falta más.

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