Trump designó al movimiento de extrema izquierda Antifa como organización terrorista nacional
La orden ejecutiva autoriza a las autoridades federales a investigar y sancionar tanto a miembros directos como a quienes financien o respalden al grupo, señalado por el presidente estadounidense de emplear “violencia y terrorismo” para reprimir la libertad de expresión
En el documento oficial, Trump describe al movimiento como “una empresa militarista y anarquista que explícitamente llama al derrocamiento del gobierno de los Estados Unidos” y lo acusa de aplicar “violencia y terrorismo” para reprimir la libertad de expresión.
“El alcance de la orden permite a las autoridades federales actuar contra cualquier persona que reclame representar a Antifa, o a quienes proporcionen apoyo material al movimiento u operen en su nombre”, especifica el texto. De esta forma, tanto las acciones directas como cualquier tipo de vínculo logístico pueden ser objeto de investigaciones y sanciones.
Desde el crimen, Trump incrementó sus advertencias sobre una ofensiva contra grupos de izquierda.
Durante los últimos años, el mandatario ha sostenido que Antifa es responsable de diversos episodios de violencia, incluyendo ataques a la policía y disturbios durante protestas. Trump incluyó al grupo entre los responsables del asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, cuando manifestantes intentaron bloquear la certificación de la victoria electoral de Joe Biden.
El historial de Antifa en Estados Unidos suma una larga lista de protestas y enfrentamientos públicos. El término, una abreviación de “anti-fascista”, identifica a colectivos de ideología radical surgidos entre la militancia de izquierda en los años treinta en Europa.
En el contexto estadounidense, el movimiento cobró notoriedad al enfrentarse abiertamente a grupos de ultraderecha y participar en manifestaciones contra el racismo y el nacionalismo blanco. Parte de sus miembros emplea tácticas de confrontación y defensa personal en actos públicos, en ocasiones utilizando vestimentas negras y ocultando el rostro.
Durante la toma de posesión de Trump en enero de 2017, decenas de integrantes y simpatizantes de Antifa provocaron destrozos en el centro de Washington y quemaron al menos un vehículo. Ese mismo año, la organización participó en las contramarchas que se realizaron en Charlottesville, Virginia, frente a grupos racistas y neonazis.
Diversos sectores políticos y organizaciones civiles consideran que la resolución podría ser utilizada como justificación para limitar la protesta y perseguir a opositores. Al respecto, expertos en derecho constitucional argumentan que la tipificación resulta problemática, dado que Antifa carece de una estructura jerárquica, liderazgo formal o membresía oficial. Un vocero de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) aseguró que “designar a un grupo sin estructura fija como terrorista sienta un peligroso precedente para la libertad de expresión”.
La polarización política y la circulación de armas han incrementado los incidentes violentos en Estados Unidos durante los últimos años, afectando a representantes de distintas tendencias. Pese a que la figura de Kirk era emblemática en el espectro conservador, tanto republicanos como demócratas han perdido militantes y aliados en episodios de violencia ideológica.

Con esta nueva orden, el gobierno federal extiende su capacidad para investigar y perseguir conductas relacionadas con la movilización de Antifa. La aplicación del decreto y sus consecuencias prácticas dependerán de futuros procesos judiciales y del contexto de confrontación social en el país.