El Barça de Flick ha vuelto más voraz que nunca

Los avisos del alemán dieron resultado y el equipo blaugrana descose de nuevo al Valencia con una goleada liderada por un Fermín brutal, un Raphinha castigado y un Lewandowski que reclama su sitio.

Santi Giménez, As

Después de las dudas, de los líos y de egos, el Barça cruel de Flick regresó a LaLiga con un partido descomunal en el que volvió a torturar al Valencia al que derrotó por 6-0, a pesar del virus FIFA, con dos goles de Fermín, dos de Raphinha y dos de Lewandowski.


La versión de Hansi Flick en esta segunda temporada nos ha dejado claro que nadie como él para sacudir. Ya sea a Luis de la Fuente o el árbol del equipo después de que en las tres primeras jornadas el técnico acabara mosca con sus jugadores. Y más ante un partido como el que enfrentaba a los barcelonistas contra el Valencia, un encuentro que llegaba de nalgas por el lío del escenario y el de la lesión de Lamine Yamal, que se sumaba a las de Gavi, De Jong y Balde. Sus avisos funcionaron y el Barça fue un ciclón.

Con la frase “los egos matan al éxito” flotando en el ambiente, Flick fue revolucionario en su alineación. Raphinha llegó tarde a la sesión de activación y perdió la titularidad en favor de Rashford. Primer torpedo a los egos. Aunque fuera el de un capitán. Luego, Bardghji debutó como titular mientras que Lewandowski y Araújo era reservados, supuestamente, de cara a la Champions. Casadó, por su parte, era de nuevo reclutado para el servicio activo para acompañar a Pedri.

De entrada, las decisiones de Flick ofrecieron de nuevo la versión del Barcelona con la receta original. Un equipo que más allá de los nombres se mostró trabajador, solidario y comprometido a pesar de que muchos de los puestos principales los ocupaban más los meritorios que los protagonistas.

Rashford era uno de los que tenían la oportunidad de reivindicarse. Sigue yendo a una velocidad más de lo que aconseja el partido, pero las ganas no se le discuten. De entrada, el peligro del Barcelona llegó con sus aceleraciones, pero la clave del equipo local estuvo en el trabajo de Ferran Torres.

Puede que no sea el delantero más fino del mundo, pero pocos trabajan como él. Tiró los desmarques como si no hubiera mañana ante un Valencia que se plantó claramente a la defensiva encomendándose a Agirrezabala.

Corberán demostró que llevaba el partido muy preparado. Había tenido dos semanas con casi todo el plantel a su disposición y llegaba al Johan Cruyff como el equipo menos goleado del campeonato. Agirrezabala demostró la razón en la primera parte con dos paradones. El primero para salvar un remate envenenado en propia puerta de Foulquier y luego en un mano a mano ante Ferran Torres.

La solvencia del portero valencianista le sirvió a los visitantes para capear el primer arreón del Barça. Pero cuando más parecía complicarse el partido, un pase de Cubarsí marca de la casa le sirvió a Ferran para descargar el balón, en un gesto técnico propio del mejor, que dejó a Fermín ante Agirrezabala, que ya no llegó a su tercer milagro.

En la segunda parte, Flick le levantó el castigo a Raphinha retirando del campo a un Bardghji que prometió más que hizo. Y el escenario del partido fue un calco del inicio de la primera parte, pero con más efectividad. En seis minutos el Barcelona desarboló al Valencia. Ferran, espléndido pero sin suerte a lo largo del partido, disparó al palo, Agirrezabala le salvó otra al de Foios, pero ya no pudo con el gol de Raphinha tras un centro delicioso de Rashford que se comió Copete. Dos minutos después Fermín completó su recital con un misil desde fuera del área.

Raphinha, que quería purgar su retraso, marcó el 4-0 de un latigazo descomunal exactamente igual que el que le sirvió a Lewandowski para hacer el quinto. El polaco había ingresado en el campo junto a Dani Olmo, que fue el que le asistió. La competencia impuesta por Flick dio sus frutos. Lewandowski volvió a marcar a pase del recuperado Bernal para firmar el 6-0. El Barça de Flick ha vuelto.

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