Siria, Estados Unidos y Jordania acordaron consolidar un alto el fuego permanente en Sweida

Las tres naciones se comprometieron a respaldar la paz en la provincia sureña de Siria, investigar abusos durante los recientes enfrentamientos y apoyar la reconstrucción en la región

El anuncio se dio tras una reunión tripartita en Ammán, capital jordana, destinada a explorar mecanismos de apoyo a la reconstrucción bajo el nuevo gobierno en Damasco. La conversaciones entre el enviado especial estadounidense, Tom Barrack, y los cancilleres sirio y jordano, Asaad al-Shibani y Ayman Safadi, fueron la segunda cita de este tipo luego del encuentro inaugural en julio.

La primera ronda se centró en un cese de hostilidades que puso fin a varios días de combates en la provincia meridional de Sweida, donde se enfrentaron fuerzas gubernamentales y tribus beduinas contra combatientes de la minoría drusa. Los choques dejaron cientos de muertos, incluidos numerosos civiles.

Desafíos para la estabilidad

Desde la caída de Bashar al-Assad, derrocado por una ofensiva rebelde en diciembre, el nuevo Ejecutivo sirio ha tenido dificultades para contener la inestabilidad y reconstruir un país devastado por casi 14 años de conflicto. Aunque la violencia en Sweida se ha reducido, persisten tensiones y parte de las minorías reclama un modelo de gobierno descentralizado.

En un comunicado conjunto, las delegaciones reiteraron que Sweida, “con todas sus comunidades locales, es una parte integral” de Siria y que la seguridad de sus habitantes debe garantizarse y “preservarse en el proceso de reconstrucción de una nueva Siria”.

Las tres naciones se comprometieron
Las tres naciones se comprometieron a respaldar la paz en la provincia sureña de Siria, investigar abusos durante los recientes enfrentamientos y apoyar la reconstrucción en la región. (REUTERS/Alaa Al Sukhni)

También respaldaron las investigaciones sobre “crímenes y violaciones” cometidos en la provincia, incluidas denuncias de ejecuciones sumarias de civiles drusos por parte de fuerzas gubernamentales. La difusión de videos con estas escenas, como el de un médico ejecutado en un hospital por hombres uniformados, ha generado indignación.

El panorama además se complica por la falta de avances en el acuerdo de marzo para integrar a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), dominadas por kurdos y respaldadas por Washington, al ejército sirio. Los roces han derivado en nuevos enfrentamientos, como el reportado el martes por la agencia estatal SANA, que informó de la incursión de combatientes de las FDS en territorio bajo control del ejército en el este de Alepo, con saldo de un soldado muerto.

Crisis económica y reconstrucción

La guerra también ha dejado profundas secuelas económicas. Naciones Unidas calculó en 2017 que la reconstrucción costaría al menos 250.000 millones de dólares, aunque estimaciones más recientes elevan la cifra por encima de 400.000 millones. En los últimos meses, países como Arabia Saudita y Qatar han anunciado inversiones millonarias para la infraestructura siria.

En paralelo, el ministro sirio de Energía, Mohammed al-Bashir, y su homólogo iraquí, Hayan Abdel-Ghani, debatieron en Irak la posibilidad de reactivar el oleoducto Kirkuk-Baniyas, dañado en los conflictos de ambos países, o construir uno nuevo. Al-Bashir señaló que Siria importa tres millones de barriles mensuales, además de su producción interna, para cubrir la demanda local.

Antes del estallido de la guerra en 2011, la industria petrolera —que producía 380.000 barriles diarios y exportaba principalmente a Europa— era uno de los pilares económicos del país, generando más de 3.000 millones de dólares en 2010. Hoy, ese sector se encuentra gravemente deteriorado.

Con este nuevo impulso diplomático, Damasco y sus aliados buscan contener los focos de violencia, recuperar la confianza de las comunidades locales y atraer los recursos necesarios para reconstruir un país que todavía carga con las heridas abiertas de una guerra que transformó por completo su mapa político, social y económico.

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