Racing chocó de frente con Peñarol: una derrota que pudo haber sido más abultada
El equipo argentino cayó por 1 a 0; el desquite, el martes, en Avellaneda
La última vez que ambos equipos se habían enfrentado en un certamen continental fue en la etapa de grupos de la Copa Mercosur 1998. En aquella oportunidad, en el marco de la Zona C, empataron 1 a 1 en el Centenario y 0 a 0 en Avellaneda. El antecedente más reciente en la Libertadores era de 1997, edición en la que Racing ganó por penales en los cuartos de final, luego de empatar 1 a 1 en el global.
El partido tuvo mucho ritmo desde el comienzo. El mediocampo era una zona de transición, la pelota volaba de área a área, casi sin solución de continuidad. Había sensación de peligro general.
Martirena evitó un mano a mano de Silvera contra Arias. El delantero se iba al gol, pero el defensor uruguayo, recuperado rápidamente de un desgarro, se arrojó sobre el césped y le quitó el balón.
Leo Fernández, por el lado del equipo local y la explosiva dupla (por la derecha, por la izquierda) Solari-Vergara, por el lado del conjunto visitante, fueron los autores intelectuales de las mejores jugadas ofensivas.
A los 21 minutos, Fernández debió salir, con una molestia en la rodilla derecha, producto de una fuerte entrada de Colombo. Fue reemplazado por David Terans, el único en el plantel con características parecidas al talentoso número 10.
Un gol de Martirena fue rápidamente anulado, por una posición adelantada previa de Solari. Gustavo Costas lo había gritado con alma y vida. Y en la siguiente jugada, Maravilla Martínez fue expulsado por un taco de espaldas, que impactó contra la cabeza de Javier Méndez. La decisión de Raphael Claus fue revisada por el VAR y el llamado al juez. Y el atacante solo recibió una (lógica) tarjeta amarilla.
El espectáculo siguió sin goles, con un impacto en el travesaño de Silvera, lo que pudo ser el 1-0 para Peñarol. Es más: Arias, vencido, se tiró para el otro lado.
El tramo final mantuvo la voracidad ofensiva de ambos equipos, aunque con una dosis mayor de infracciones. Lucha cuerpo a cuerpo, faltas tácticas, fuerza sobre el juego. Así transcurrieron los minutos.
Un típico partido de Libertadores de otro tiempo: los dos equipos estaban “pasados de rosca”, como suele decirse de modo vulgar. Patadas, vértigo y máxima tensión, mientras el desarrollo se mantenía sin goles.
A diez minutos del final, Peñarol abrió el marcador, con un cabezazo de Terans, sellado con suspenso por la intervención del VAR, que debió convalidarlo porque había sido anulado por una supuesta posición adelantada. En la acción, quedó retratada la tardía salida de Arias. Y explotó el Campeón del Siglo.
En los últimos minutos, la Academia atacó con mayor desesperación. Hizo su
presentación Marcos Rojo, para darle un inflador anímico a un equipo mareado, a esa altura del partido.
No hubo tiempo para más. Racing corrió, luchó, pero le faltó juego. Le falta fútbol. Pero tiene un espíritu combativo extraordinario, que deberá poner a prueba el martes próximo, en Avellaneda.