Con dobletes de Driussi y Galoppo, River derrotó 4-2 a Godoy Cruz y quedó puntero en su zona

El equipo de Marcelo Gallardo le ganó un partidazo al Tomba y llega de buena manera al duelo copero ante Libertad.

Gastón Pestarino, Olé

Aunque era tentador que se le fuera la cabeza directamente al jueves por el clima de Copa que había en el Monumental, River se vio obligado a jugar al Galoppo en uno de los partidos más vibrantes y entretenidos del fútbol argentino en lo que va del año. De la mano (y los goles) del ya no tan sorpresivo killer Giuliano y de un Driussi on fire tras su lesión, el 4-2 en Núñez terminó siendo la antesala perfecta para la definición de la serie de octavos ante Libertad.


De hecho, si el resultado no terminó siendo similar a un set de tenis fue porque, en un segundo tiempo de dominio total ante un rival desgastado, sin ideas y que sigue sin triunfos en el semestre, las chances que parecían caerse de las manos no terminaron adentro del arco de Petroli. Y eso, pese a que casi todos se repartieron al menos un tiro al arco, hasta los ingresados. Incluido un Borja seco, quien erró tres posibilidades bastante claras (en la del medio, les pidió perdón a los hinchas). Spoiller alert para el colombiano: hasta Dadín, suelto en su debut, le mostró que no puede relajarse para no perder su lugar entres los suplentes...

Lo curioso que eso pasó aunque el equipo de Gallardo volvió a ser dual, fundamentalmente en los primeros 45 minutos: así como en Asunción había sido muy diferente en ambos tiempos, esta vez fue uno en defensa y otro en ataque. Que su rival le haya convertido en 29 minutos el doble de los goles que le habían hecho en los seis encuentros anteriores del semestre se explica por algunos flojos rendimientos individuales y por un bloque defensivo con poco rodaje.

Porque Portillo mostró sus 82 días de inactividad en esa carrera que perdió con Andino, Rivero tuvo una tarde repleta de errores y Castaño dejó mal parado al equipo con dos entregas desacertada en la previa del segundo y del que pudo haber sido el tercero. Un triángulo al que se le notó la falta de conocimiento, pero que no terminó opacando una producción ofensiva que le dio tranquilidad al Muñeco.

Es que, con el juego vertical y una notable efectividad como principales aliados, River desarmó el plan defensivo ideado por Ribonetto y dejó la sensación de que podía anotar cada vez que pisaba el acelerador. El pedal, en ese sentido, fue un Giuliano Galoppo a quien el gol le sale fácil y que contagió al resto con su optimismo en el área y sus ganas de ir siempre por más.

Además de un Driussi que se puso solo en el equipo de gala por virtudes propias y errores ajenos, GG y un Nacho Fernández que volvió a recuperar viejas sensaciones y como en Asunción le hizo honor a su apodo de Cerebro fueron los grandes ganadores de una noche en la que River quedó líder de su zona y de la tabla anual. Porque pensando en la revancha contra Libertad ambos hicieron méritos para meterse en el 11 en lugar de un Castaño que ya alarma por sus bajas performances y un Lencina que fue de mayor a menor.

Gallardo, en efecto, encontró parte de las respuestas que necesitaba para mejorar a su River copero en este 4-2 que mereció ser más abultado. Porque su equipo, con un Giuliano Galoppo que maquilló en el área contraria las fallas en la propia fue la doble G: ganó y goleó. Para gustar (aún más) está el jueves.


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