Laporta: una derrota como una Catedral
El caso Williams es un golpe durísimo para el presidente azulgrana, que fracasa por segundo año consecutivo. Entre otras cosas, por no ser capaz de colocar al Barça en el 1:1. Eso generó dudas en el jugador
Pero mientras el Barça se dormía en los laureles, el Athletic trabajaba para darle la vuelta a la tortilla. Después de que el 24 de junio, el representante del jugador, Félix Tainta, comunicase en Ibaigane que Nico quería marcharse, Jon Uriarte se negó a tirar la toalla y puso toda la carne en el asador. Los tiempos jugaban a favor del Athletic. Cuantos más días pasasen sin que el Barça pagase la cláusula, más dudas le podían entrar al jugador y más partido habría. Además, y en una posición económica solvente, el Athletic podía prometer un dinero al que el Barça no podía llegar. Y en lugar de cuidar al minuto el fichaje, el club azulgrana mostró una posición algo pretenciosa: el jugador quería ir al Barça y acabaría en el Camp Nou. No ha sido así.
Laporta tiene relato para escaparse. Nico se asustó, el representante, con muchos jugadores del Athletic en cartera, barrió para San Mamés. Y, como decía Cruyff, si un jugador tiene dudas, ya no le vale para el Barça. Pero esa gatera no evita que la derrota del presidente sea ruidosa, especialmente cuando gobierna el club de una manera personalista; y que, sobre todo, señale directamente los problemas financieros del Barça. Estar fuera de la regla 1:1 ha torpedeado el fichaje.
Acostumbrado a ganar, a Laporta no le ha servido su capacidad de convicción. Y, esta vez, ha tropezado dos veces en la misma piedra. El año pasado se mostró muy decepcionado cuando el futbolista le llamó para anunciarle que renunciaba mientras el Barça estaba de ‘tour’ por Estados Unidos. Esta año, ha vuelto a caer y no le ha podido ‘regalar’ a Lamine el fichaje de su amigo preferido en la Selección.