Italia dijo que sería un “sinsentido” una guerra comercial entre EEUU y la UE y llamó a intensificar la negociación con Trump
Tras el anuncio de nuevos aranceles del 30% a productos europeos a partir del 1 de agosto, el gobierno de Meloni pidió evitar una escalada que perjudique las relaciones económicas entre las partes
El Ejecutivo italiano expresó que sigue “estrechamente los acontecimientos de las negociaciones abiertas entre la Unión Europea y Estados Unidos” y reiteró su apoyo “pleno” a las gestiones de la Comisión Europea, cuya labor, anticipó, “se intensificará en los próximos días”.
Donald Trump publicó este sábado en su red social Truth Social una carta dirigida a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, comunicando la imposición de aranceles del 30% sobre todos los productos provenientes de la Unión Europea desde el 1 de agosto. Hasta el momento, Estados Unidos aplicaba aranceles del 10% sobre productos europeos y tasas del 25 % a las importaciones de acero, aluminio y vehículos.
Von der Leyen respondió que la Comisión Europea “toma nota de la carta enviada por el presidente estadounidense Trump en la que esboza una tasa arancelaria revisada y un nuevo calendario” y aseguró que el bloque comunitario sigue “dispuesto a seguir trabajando para alcanzar un acuerdo antes del 1 de agosto”, a la vez que mencionó que se tomarán “todas las medidas necesarias para salvaguardar los intereses de la UE, incluida la adopción de contramedidas proporcionadas si es necesario”.

El presidente del Consejo Europeo, António Costa, subrayó en redes sociales la voluntad del bloque de mantenerse “firme, unida y dispuesta a proteger sus intereses”, al mismo tiempo que intenta “construir asociaciones comerciales sólidas en todo el mundo”.
Desde Francia, el presidente Emmanuel Macron aseveró en un mensaje que la negociación entre la UE y Estados Unidos “se va a intensificar para llegar a un acuerdo mutuamente aceptable de aquí al 1 de agosto”, aunque llamó a acelerar la preparación de “respuestas creíbles” ante un potencial fracaso en las conversaciones.
Por parte de Alemania, la ministra de Economía, Katherina Reiche, planteó la necesidad de negociar de manera pragmática y rápida con Washington en busca de una solución centrada en los “principales puntos de conflicto”. En España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sostuvo desde su cuenta en X que “la apertura económica y el comercio crean prosperidad, pero los aranceles injustificados la destruyen” y reafirmó el apoyo a la Comisión Europea para lograr un acuerdo con Estados Unidos “antes del 1 de agosto”.
El comunicado de Roma remarcó también que “es fundamental permanecer concentrados en la negociación, evitando las polarizaciones que complicarían el logro de un acuerdo”.
El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, calificó el asunto de los aranceles como “una historia que todavía no ha terminado”, y destacó que el diálogo va a proseguir con la esperanza de lograr una “solución en interés de todos”. Desde los Países Bajos, el primer ministro en funciones, Dick Schoof, ofreció el “pleno” apoyo de su Gobierno a la Comisión Europea para buscar un acuerdo “mutuamente beneficioso”, mientras el primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, sostuvo que los Veintisiete están listos “para responder con duras contramedidas si fuera necesario”.

En su carta a Von der Leyen, Trump advirtió que si la UE responde con aranceles recíprocos, la tasa europea se sumará al 30% previsto por Estados Unidos, elevando aún más el grado de confrontación comercial entre ambos bloques.
A nivel comunitario, funcionarios de la UE mostraron su sorpresa ante la carta de Trump, que esta semana también se envió a otros socios comerciales. Los ministros de Comercio de la UE debatirán la situación en un Consejo extraordinario este lunes, en una reunión prevista un día antes de la entrada en vigor de contramedidas europeas a los aranceles estadounidenses sobre acero y aluminio comunitarios. Las conversaciones entre ambos bloques permanecen abiertas, con la esperanza de evitar una escalada que impacte en las relaciones económicas transatlánticas.