Estados Unidos sancionó a un grupo acusado de importar petróleo y lavar dinero para los rebeldes hutíes
Washington aplicó medidas restrictivas a dos individuos y cinco entidades vinculadas a operaciones financieras ilícitas para el grupo armado respaldado por Irán
Los rebeldes, sostiene Washington, colaboran con compañías privadas que les proveen productos petrolíferos. “Una vez en Yemen, los hutíes se benefician aún más controlando el precio al que venden estos productos petrolíferos al pueblo yemení, generalmente aplicando un sobreprecio considerable”, indicó el Departamento del Tesoro en el comunicado en el que anunció las medidas.
Entre los sancionados figura Mohamed Al-Sunaydar, señalado como líder de una red que opera a través de tres compañías petroleras con base en Yemen y en los Emiratos Árabes Unidos. Para las autoridades estadounidenses, Al-Sunaydar es “uno de los principales importadores de petróleo en Yemen” y sus empresas habrían coordinado el envío de productos petrolíferos iraníes por un valor estimado de 12 millones de dólares a través del puerto de Ras Isa, en Yemen.
También fue sancionado Yahya Mohamed Al Wazir, acusado de encargarse de la captación y el blanqueo de fondos para los hutíes.

La lista de entidades sancionadas se completa con una casa comercial llamada Al-Saida, ubicada en Saná, y una cementera llamada Amran, con sede en la región montañosa de Saada, en el norte del país, ambas vinculadas a operaciones de lavado de dinero.
Washington ya había designado al grupo rebelde —conocido oficialmente como Ansarallah— como Terrorista Global Especialmente Designado (TGED) en febrero de 2024. En marzo de 2025, reforzó esa postura al incluirlo nuevamente como Organización Terrorista Extranjera, de acuerdo con la Ley de Inmigración y Nacionalidad de Estados Unidos.
Esta medida llega en un momento crítico, en medio del aumento de tensiones entre Estados Unidos, Israel y los rebeldes hutíes, quienes recientemente intensificaron sus ataques en el mar Rojo. Los hutíes comenzaron a atacar buques en esa zona estratégica y en otras rutas marítimas en solidaridad con Gaza, tras la ofensiva lanzada por Israel en respuesta al ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023.
Desde entonces, el puerto de Eilat, en el sur de Israel, ha sufrido una caída del 90% en su actividad, según informó su director ejecutivo, Gideon Golber. Los militantes, respaldados por Irán, han prometido continuar los ataques contra buques hasta que Israel ponga fin a la guerra en Gaza.
Con estas sanciones, Washington busca debilitar la red financiera que sostiene las operaciones de los hutíes y aumentar la presión sobre Irán, en un contexto regional cada vez más volátil.