Estados Unidos deja más dudas que certezas, a un año del Mundial
Altas temperaturas, protocolos que provocan demoras, mal estado de los campos y políticas inmigratorias alejan al público y abren interrogantes. La actual experiencia no es buLaena.
Seguramente aumentará la afluencia de público en la fase decisiva del torneo, pero el balance que se haga dejará muchísimas dudas tomando en cuenta que ya faltan once meses para el inicio de la Copa del Mundo 2026. Será nuevamente en tierra estadounidense, con una pequeña participación de México -donde se jugará el partido inaugural el próximo 11 de junio- y Canadá. El torneo lo disputarán 48 países y serán 16 los estadios que contendrán el largo calendario de partidos, hasta la final del 19 de julio, a jugarse en Nueva Jersey.
Los problemas que se han generado durante el Mundial de Clubes, la cantidad de objeciones a ciertas decisiones deportivas y políticas, el estado de los campos de juego y las altísimas temperaturas que se desarrollan en buena parte del territorio de EE.UU. ponen a todo el espectro del fútbol mundial en una situación de indefensión. Existen varias cuestiones que difícilmente tengan soluciones positivas en los meses que faltan para el inicio de la fiesta mayor del fútbol.
La fecha elegida y la cantidad de equipos que participarán no solamente alargan el torneo a casi cuarenta días, sino que generarán un inusual traslado de delegaciones por todo el inmenso territorio estadounidense. Esa geografía tan extensa, al mismo tiempo, tendrá para el próximo mes de junio el inicio del tórrido verano, con temperaturas que en buena parte de los tres países -EEUU, México y Canadá- supera los 35 grados diariamente. Ciudades como Miami, Los Ángeles, San Francisco, Houston, Dallas, Atlanta, Nueva York, Boston, Kansas City y las mexicanas Monterrey, Guadalajara y el Distrito Federal, padecerán seguramente esos calores, grados más o grados menos como sucede por estos días.
La habitual aparición y desarrollo de huracanes, ciclones y tifones es una constante entre el inicio de junio y los últimos días de octubre anualmente. Lluvias abundantes con tremendas ráfagas de viento, truenos espeluznantes y rayos muy peligrosos son el toque final que pone el clima en buena parte del país del norte.

La existencia de un protocolo vigente para los espectáculos deportivos al aire libre se aplicó seis veces en este Mundial de Clubes (hasta ahora) y llevó a demoras insólitas como las dos horas y 35 minutos en Benfica-Auckland City como un extremo y los 45 minutos entre Palmeiras y Al Ahly. No parece que esto vaya a ser modificado en el futuro, tomando en cuenta que se exige la ausencia de rayos con una distancia mínima de ocho kilómetros del lugar en donde se desarrolla el lance deportivo.
El estado de los campos de juego -que ya provocó quejas airadas durante la última Copa América- generó duras declaraciones de entrenadores como Luis Enrique (PSG), Cristian Chivu (Inter de Milán) y de tres técnicos más, que se quejaron por los terrenos desparejos. Luis Enrique llegó a denunciar “agujeros” en las canchas, que se usan habitualmente mucho más para el fútbol americano que para el soccer, como le dicen ellos a nuestro fútbol. El DT español cerró sus palabras diciendo que “nunca miré que hubiese agujeros en las canchas de la NBA” en un intento de darle más fuerza a sus palabras.
El otro punto alto de las preocupaciones de FIFA y de mucha gente que imagina poder viajar a los Estados Unidos para alentar a sus países tiene que ver con el gobierno de Donald Trump y su decisión de mantener la deportación de inmigrantes que no tienen sus papeles al día para vivir en ese país, pero que ha incluido a mucha gente que cumplía con todos los requisitos para no tener problemas con su documentación.
La insistencia del gobierno conservador en deportar con preferencia a inmigrantes que llegan del resto del continente americano ha hecho mermar la cantidad de público latino en el actual Mundial de Clubes y amenaza con provocar la misma situación durante la próxima Copa del Mundo, tomando en cuenta, además, que un gran número de simpatizantes intentarán viajar a Estados Unidos para seguir a sus selecciones nacionales.
No termina nadie de imaginar cómo impactará esto en los miles de argentinos, uruguayos, brasileños, colombianos, mexicanos e hinchas de demás países hispanoparlantes que son tratados con desdén y sometidos a una mirada cargada de prejuicios. Todo esto, sin ponernos a pensar en españoles, italianos, ingleses, alemanes, croatas y todos aquellos que aman el fútbol y pretenden vivir buenas experiencias. La duda crece cada vez más.