Estado Islámico y Al Qaeda se fortalecen en África y Siria, alerta la ONU
Un informe ante el Consejo de Seguridad señala que los grupos extremistas consolidan su poder en el Sahel y Somalia, y consideran a Siria una base estratégica para operaciones externas
En Somalia, al-Shabab ha intensificado sus ofensivas en el sur y centro del país, y ha reforzado vínculos con los hutíes de Yemen, incluyendo el intercambio de armas y entrenamiento militar.
Los expertos que monitorean las sanciones internacionales sobre estos grupos señalan que parte de la reorientación yihadista hacia África se debe a la presión internacional que debilitó a EI en Medio Oriente. Pero alertan también sobre el retorno de combatientes extranjeros a Asia Central y Afganistán, lo que podría minar la seguridad regional.
En Siria, la situación es calificada como “volátil y precaria” seis meses después de la caída del régimen de Bashar al-Assad. Más de 5.000 combatientes extranjeros habrían participado en la ofensiva que culminó con la toma de Damasco el 8 de diciembre, según el informe. El nuevo líder interino, Ahmad Al-Sharaa —ex comandante del grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que se escindió de Al Qaeda— ha prometido un gobierno inclusivo, aunque persiste el escepticismo internacional.

La ONU también expresó preocupación por recientes nombramientos militares en Siria que incluyen a “líderes de facciones armadas” y seis extranjeros, algunos con rangos de general. “Muchos de ellos probablemente comparten ideologías extremistas y ambiciones más allá del país”, advierten los expertos.
En cuanto a Occidente, el informe destaca que la filial de EI en Afganistán, conocida como grupo Jorasán, representa “la amenaza más significativa”, especialmente a través de la radicalización de individuos en redes sociales y plataformas cifradas.
En Estados Unidos, varios atentados frustrados habrían estado inspirados por EI o motivados por el “conflicto en Gaza". Uno de los casos más graves ocurrió el 1 de enero en Nueva Orleans, donde un atacante que juró lealtad a EI mató a 14 personas con su vehículo. La red Jorasán también habría emitido advertencias sobre nuevos ataques contra estadounidenses, y se frustraron otros planes, como un tiroteo masivo en una base militar en Michigan.

El informe subraya además que el control territorial de HTS en Siria ha afectado las finanzas del Estado Islámico, cuyos ingresos habrían disminuido drásticamente. Los sueldos de sus combatientes se habrían reducido a entre 50 y 70 dólares mensuales, en pagos irregulares, lo que refleja dificultades económicas. Aun así, tanto Al Qaeda como EI continúan financiándose mediante extorsiones, secuestros, explotación de recursos locales y redes clandestinas de transferencia de dinero.
Una tendencia preocupante, destacan los expertos, es el uso creciente de tecnologías para eludir controles financieros: desde sistemas informales como el hawala hasta el uso de mensajerías en la nube y “cajas seguras” en casas de cambio, accesibles solo mediante contraseñas.
El informe de 27 páginas concluye que, pese a los reveses sufridos, los principales grupos yihadistas siguen adaptándose y buscando nuevas plataformas para proyectar violencia más allá de sus zonas de influencia directa.