Cuidado, que Paredes no se contagie la mala onda de Boca
En el club hay mala vibra. Hay que ganar tres o cuatro partidos para que no explote la bomba...
En Boca hay mala energía, hay mala vibra, mala onda. El hincha llega a la Bombonera y siente que algo malo puede pasar, no piensa que el equipo va a tomar al rival del cuello y lo va a caminar por encima... ¡Y tiene razón la gente! Boca no gana, se quedó afuera por segundo año consecutivo de la Copa Libertadores, peligra el tercero, no da dos pases seguidos, la única excepción es Paredes y con él solo no alcanza. Y ojo, porque en el campo, si metemos un gato en el corral de las ovejas, a los tres meses el gato empieza a hacer "beeeee". Cuiden a Paredes, que no se contagie, por favor.
Pero volvamos al problema troncal: en el club hay mala onda. En la Comisión Directiva, con Riquelme a la cabeza. Y mala onda hay en el Consejo. Y que el hermano de Riquelme, que el libro de pases, que las lesiones, que el vestuario indisciplinado. Que la Bombonera, que los vecinos no venden para la ampliación, que el filtro...
Todo es mala vibra, mala onda, y esto contagia a los futbolistas y los perjudica. ¿Cómo puede ser, si no, que jugadores que en otros clubes son buenos llegan a Boca y se cagan? ¡Se ponen la camiseta y arrugan! Se quieren escapar, no quieren la pelota... Boca ya probó con varios entrenadores: trajo a un experimentado como Almirón y nada; jóvenes muy prometedires, con buenas campañas, como Diego Martínez y Gago, y tampoco. Ahora trajo a Russo, al que le sobra experiencia. Bueno, tendrá que armar un equipo rocoso, asegurar primero el cero y luego intentar ganar de cualquier manera.
No importa cómo juegue, hay que ganar para salir de esta mala onda. Sí, es una cuestión de onda. Traigan a un cura, traigan a un brujo, prendan sahumerios, exorcicen la cancha... Es mi verdad, no tengo otra.