Cómo un error matemático arruinó una campaña millonaria

Un desliz en el manejo de cifras provocó un gran revés para una promoción de alto perfil. Este fallo, que parecía insignificante, afectó la percepción y el impacto de la oferta. Detalles aparentemente simples pueden desencadenar consecuencias inesperadas

Infobae

La matemática resulta una herramienta esencial en el marketing, ya que permite a las empresas tomar decisiones informadas y estratégicas. Desde el análisis de datos hasta la optimización de campañas publicitarias, proporciona una base sólida para entender y predecir el comportamiento del mercado. Ayuda a comunicar de manera más efectiva con los consumidores y mejora la precisión de las estrategias.


Sin embargo, a lo largo de la historia, ha habido casos bastante bizarros y hasta hilarantes de errores matemáticos en campañas de marketing. Estos errores, no solo subrayan su importancia, sino que también nos recuerdan que incluso los conceptos más básicos pueden ser malinterpretados, llevando a resultados inesperados. A veces, esos resultados pueden ser un tanto cómicos. Otras, pueden estar asociados a las ruinas de tu campaña, producto o, por qué no, tu compañía.

Uno de los casos más llamativos ocurrió en los años 80, cuando una cadena de comidas rápidas intentó competir con el clásico Cuarto de Libra con Queso de otra cadena reconocida. La propuesta parecía sólida: una hamburguesa aún más grande, jugosa y sabrosa, al mismo precio. La llamaron Tercio de Libra con Queso.

Décadas más tarde, A&W relanzó
Décadas más tarde, A&W relanzó su hamburguesa con un nuevo nombre, tres novenos de libra, el mismo peso que antes, y una campaña en tono humorístico que buscaba reírse de la confusión matemática original del público (Imagen Ilustrativa Infobae)

El producto tenía el mismo precio. Y los que lo probaron dicen que el sabor era increíble, incluso mejor que el del Cuarto de Libra. Sin embargo, la idea terminó siendo un rotundo fracaso. ¿Por qué? La respuesta es francamente desopilante.

Según las memorias de Alfred Taubman, entonces propietario de una de las cadenas, más de la mitad de los encuestados creía que les estaban cobrando lo mismo por una hamburguesa más chica. “Sin duda teníamos un mejor producto”, escribió Taubman. “Pero hubo un problema grave: los consumidores no entendieron las fracciones”, sumó.

Ahí se reveló la razón: la gente pensaba que un tercio de libra (1/3) era menos que un cuarto de libra (1/4). ¿Por qué? Porque el número 3 es más chico que el 4. Así de simple... y así de problemático.

El malentendido no solo frustró la campaña, sino que condenó al producto al fracaso. Y quién sabe qué hubiera pasado si esa hamburguesa se hubiese instalado en el mercado. ¿Habría una cadena destronar a la otra? Imposible saberlo. Lo que sí sabemos es que las fracciones les jugaron en contra.

Aunque los números parecen herramientas
Aunque los números parecen herramientas neutras, su presentación en una campaña de marketing puede condicionar la percepción del consumidor y definir el éxito o fracaso de un producto, como se evidenció en distintas estrategias mal interpretadas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Décadas más tarde, decidieron tomarse con humor el episodio y una de las cadenas lanzó una nueva campaña en la que promocionaban una hamburguesa de tres novenos de libra (3/9). Irónicamente, era exactamente el mismo peso que el fallido tercio de libra. Esta vez, el foco estaba puesto en la broma: “Ahora sí es más grande”. Lo decían en tono burlón. ¿A los consumidores les pareció gracioso? No está del todo claro. ¿A los matemáticos? Probablemente sí.

Este no es el único caso donde los números jugaron una mala pasada. Años más tarde, en plena competencia por las cervezas “light”, una marca lanzó la “Next 80” para destacar que tenía solo 80 calorías. La respuesta de la competencia fue contundente: la “Miller 64”. Pero no se quedaron ahí. En una de sus campañas, hicieron una encuesta simple: “¿Qué número es menor: 80 o 64?”. El 7% de los encuestados dijo 80.

¿Qué hizo entonces el equipo de marketing de Miller? Contrataron a un matemático para que, en cámara, confirmara que 64 es menor que 80. En serio. Literalmente, necesitaban que alguien con autoridad dijera algo que se enseña en primer grado.

Estos episodios, tan absurdos como reales, muestran que la matemática no solo sirve para diseñar modelos complejos o calcular presupuestos. A veces, su mala interpretación puede ser el punto exacto donde se desinfla una campaña entera. 

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