Xabi ya es Xabi
Usar tres centrales le enamora y en su tercer partido en el Madrid, el tolosarra se abrazó al fin a una de sus señas de identidad. Su mantra: “Flexibilidad”.
Esa palabra la viene repitiendo en Estados Unidos hasta la saciedad. “Flexibilidad”, emerge cada vez que tiene un micrófono delante. Quiere un Madrid tácticamente como un junco, que se pueda doblar pero no se rompe. Armónico. Aunque también suena a camaleónico. En sus primeros quince partidos con el Leverkusen, en 2023, el tolosarra tocó teclas y teclas, hasta cuatro dibujos distintos (del 3-4-3 inicial a un 3-4-1-2 con matices). Era un equipo con urgencias. Ahora con el Madrid se ha inventado una variante con Tchouameni al medio del trío de centrales (si algo se trasluce en la cercanía de este Mundial es que el francés será uno de sus pretorianos) flanqueado por Huijsen y Rüdiger. Control de pelota y empuje para hundir al contrario cerca de su área.
“Mis jugadores tienen la inteligencia futbolística para entender por qué lo hacemos”
Xabi Alonso, sobre emplear tres centrales
No se recordaba algo así, utilizar tres centrales desde la convicción y no por exigencias inesperadas del guion, desde la final de París en 2000 con la pizarra de Del Bosque. En la Octava, Iván Campo fue Huijsen, Karanka anduvo como Rüdiger y al medio, el excelso pie de Helguera.

Aquello fue aquello y ahora es ahora. Y lanzarse tan rápido y con tan pocos entrenamientos a un sistema desconocido para la mayoría de sus nuevos muchachos era un riesgo que Xabi estaba dispuesto a asumir. Confía en ellos. “Mis jugadores tienen inteligencia futbolística para entender por qué lo usamos”, asevera. Contra el Salzburgo no fue perfecto, porque los austriacos lograron disparar doce veces (las mismas que el Madrid) aunque ayudó el ensayo que los toros rojos no empitonasen bien. Aún así, Xabi salió satisfecho.
Bellingham, nueva autopista
No fue el único cambio de inicio. Otra de las cosas que quería implementar el vasco era el cambio a dos puntas. Con Vinicius más cerca del centro, más conectando “con su esencia” como pidió el técnico, pero sin pisar a Gonzalo. Esa es la intención que planea cuando recupere a Mbappé. Juntos, intercambiables y no tan pegados a banda. Pero en Philadelphia también llamó y mucho la atención el empleo de Bellingham, combinado con ese trío de centrales. En el interior pero por la derecha desquició al equipo austriaco, que se siempre se vio en inferioridad numérica para taponar al inglés. Por ahí generó un mano a mano para Vinicius en el minuto 14, el pase del 1-0 y todo lo que se le pudo ocurrir. Vini estuvo genialoide, pero el que movió los hilos fue Jude.
