Por qué las poderosas milicias pro-Irán en Irak no se involucraron en la guerra con Israel
Un funcionario terrorista aseguró que las facciones armadas permanecen preparadas, en vigilante anticipación, pero su participación dependerá del curso de los acontecimientos
Sin embargo, esas milicias iraquíes han permanecido llamativamente en silencio.
Las milicias vinculadas a Irán también se han convertido en actores centrales del Gobierno iraquí, ganando miles de millones de dólares de las arcas del Estado, operando amplias redes comerciales y ostentando más poder que nunca. Es por ello que, según analistas de Oriente Medio, hay mucho en juego si estas formaciones se convierten en objetivo.
“Estos grupos se han integrado tanto en el Estado iraquí de una forma u otra, ya sea a través de negocios o de la política. ¿Por qué iban a renunciar a eso?“, se pregunta Lahib Higel, analista senior de Crisis Group para Irak.
Las tensiones pueden llegar a un punto en el que los grupos recurran a la violencia, afirma, “pero estos grupos se mantendrán en silencio todo el tiempo que puedan”.
Las milicias en Irak han sido durante mucho tiempo una parte importante de la extensa red de aliados y fuerzas proxy de Irán en la región, que también incluye a Hamas, Hezbollah en el Líbano y los hutíes en Yemen. Esa formidable alianza fue construida por el general Qasem Soleimani, que dirigía la Fuerza Quds, la división del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica responsable de las operaciones en el extranjero, y a quien el presidente Donald Trump asesinó en enero de 2020 en Bagdad.
A diferencia de Hezbollah y los hutíes, las milicias iraquíes ya habían aprendido la lección de la confrontación directa con Estados Unidos, aseguran los expertos. El máximo líder de las milicias iraquíes, Abu Mahdi al-Muhandis, murió en el mismo ataque con drones que Soleimani, lo que obligó a otros altos mandos a pasar a la clandestinidad mientras Teherán y Washington intercambiaban misiles balísticos y ataques aéreos en territorio iraquí.

En los años siguientes, estas formaciones iraquíes pasaron de ser grupos jerárquicos impulsados por Irán a otros con mayor autonomía.
“El asesinato de Soleimani y Muhandis eliminó una fuerte palanca de control e influencia que Irán tenía sobre varios de estos grupos. La ausencia de esa figura paterna ha significado que estos grupos han trazado su propio camino”, afirmó Sajad Jiyad, investigador del Century International, con sede en Nueva York.
La red oficial de facciones milicianas de Irak, conocida como Fuerzas de Movilización Popular, se remonta a 2014, cuando decenas de miles de hombres del sur, en su mayoría chiítas, respondieron al llamamiento del primer ministro iraquí y del gran ayatollah Ali Sistani, la máxima autoridad religiosa chiíta del país, para unirse a la lucha contra los militantes del Estado Islámico.
Hoy en día, estos grupos están presentes en las instituciones gobernantes de Irak y se han convertido en potencias económicas y ejecutores políticos del régimen. Tanto expertos como los funcionarios iraquíes afirman que el país se ha mantenido -en gran medida- al margen del conflicto que enfrenta a Israel y Estados Unidos con Irán debido a los intereses comunes entre los grupos armados y sus patrocinadores iraníes.
Después de que los bombarderos estadounidenses que transitaban por el espacio aéreo iraquí atacaran las instalaciones nucleares de Irán, Kataib Hezbollah, una milicia iraquí que anteriormente había atacado a las tropas estadounidenses, emitió solo una declaración moderada, señalando que la incapacidad de Irak para controlar su espacio aéreo hacía vulnerable al país.
“Las fuerzas estadounidenses en Irak allanaron el camino para este ataque al abrir el espacio aéreo iraquí. Si se dice que no queremos que Irak sea un campo de batalla, entonces nos corresponde a nosotros restringir el papel de las fuerzas extranjeras presentes en suelo iraquí y que controlan sus cielos", afirmó el grupo.
El ejército iraquí afirmó al día siguiente que una bandada de pequeños drones había atacado seis bases militares, pero solo había alcanzado dos, causando daños en los sistemas de radar del campamento Taji, al norte de Bagdad, y en la base Imam Ali, en la provincia de Dhi Qar, sin que se produjeran víctimas.

No había fuerzas estadounidenses presentes en ninguna de las dos.
El ejército iraquí dijo en un comunicado que el primer ministro Mohammed Shia al-Sudani había ordenado una investigación sobre el incidente, sin atribuir la culpa a nadie.
La moderada respuesta de las milicias refleja su deseo de no verse arrastradas a un conflicto como el que dejó a Hezbollah destrozado en el Líbano, afirmó Higel.
“No quieren correr la misma suerte. Por mucho que apoyen a Irán en sus discursos, hemos visto las fisuras. Ya habían comenzado cuando Soleimani fue asesinado, pero se han acelerado tras los ataques del 7 de octubre" en Israel, afirmó.
Si su posición se viera afectada, podría poner en peligro unos 3.500 millones de dólares asignados en el presupuesto iraquí, según el Ministerio de Finanzas, para pagar los salarios de las milicias y proporcionar otras formas de apoyo.
Irán, de manera similar, se beneficia de la tranquilidad de su vecino.
“Irak se ha mantenido al margen del conflicto principalmente debido al deseo de Irán de que así sea”, dijo un alto funcionario iraquí que, al igual que otros entrevistados para este artículo, habló bajo condición de anonimato para tratar un tema delicado.
“Entienden que la estabilidad de Irak es extremadamente importante para su seguridad nacional y también para su situación económica”, sumó al respecto.
Mientras los gobiernos occidentales han tratado de aislar a Irán con sanciones, Irak se ha convertido en su pulmón económico, como un importante socio comercial y un actor fundamental, por medio de sus casas de cambio -para transferir dinero- y sus puertos -para mezclar y renombrar productos petrolíferos sancionados-, según investigadores del think tank de asuntos internacionales Chatham House.
Esto, por tanto, proporciona a Teherán un valioso acceso a la economía internacional.
Irak también ha proporcionado refugio a otros grupos respaldados por Irán cuando se ven atacados, según descubrieron los investigadores.
Tras el asesinato por parte de Israel del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, en septiembre, decenas de altos cargos empresariales del grupo terrorista viajaron a Irak, donde se habían realizado importantes inversiones financieras.

En este contexto, Jiyad, de Century International, dijo que es probable que los grupos armados pro iraníes se mantengan al margen por ahora.
“Puede que los iraníes lo vean como una opción para desplegar más adelante. Creo que los iraníes no están tratando de jugar todas sus cartas a la vez”, sostuvo.
Del mismo modo, dijo el alto funcionario iraquí, estos grupos “son la última carta de Irán”.
Un funcionario del grupo pro iraní Asaib al-Haq, que desempeña un papel en el Gobierno iraquí, dijo, sin embargo, que las facciones armadas de Irak permanecían preparadas en “vigilante anticipación”.
“No deseamos ser arrastrados a la guerra, aunque las facciones de la resistencia están listas para responder. ... Sin embargo, esto dependerá del curso de los acontecimientos y del impacto en nuestro país”, cerró.