Tottenham 1-M. United 0 / Debacle y éxtasis en San Mamés
El autogol de Luke Shaw en la primera mitad, y una intervención providencial de Micky van de Ven, hacen campeones de Europa League a los ‘spurs’. Primer título desde 2008.
En una final con más miedo que fútbol, y que difícilmente pasará a la historia de las finales, ni el capitán Bruno Fernandes ni Casemiro pudieron rescatar a los suyos del fracaso absoluto. Si bien el proyecto de Ruben Amorim aún parece tener recorrido en Old Trafford, Ange Postecoglou tenía los días contados en el norte de Londres. Igual que alcanzar la final de la Europa League le había permitido mantener el cargo, quizás alzarse campeón europeo 41 años después le concede también el indulto de Daniel Levy para seguir sentándose en el banquillo local del Tottenham Hotspur Stadium la próxima temporada.
Un gol y poco más
La fiesta inglesa de San Mamés, trasladada de las calles de Bilbao a La Catedral, dio paso a unos primeros compases de final que fueron el fiel reflejo de las temporadas de Tottenham y Manchester United. Es decir, flojas. El arranque del encuentro, más que un dueño claro, tuvo fogonazos. Al ligero dominio inicial de los red devils, que salieron sin Alejandro Garnacho en el frente de ataque y con Mason Mount junto a Amad Diallo como pareja de mediapuntas, le siguieron los primeros acercamientos de peligro, en este caso protagonizados por los spurs. Mucho centro lateral, mucha falta, mucho balón parado, pero poco fútbol. Y es que el conjunto londinense echó especialmente en falta en su medular a los lesionados Maddison, Kulusevski y Bergvall. Sí entró en la convocatoria, pero empezó la final en el banquillo, el capitán Heung-min Son.
Tanto miedo exhibieron ambos equipos durante los primeros 45 minutos que, cuando todo hacía pensar que un disparo ligeramente desviado de Diallo y un tiro a portería de los spurs sería lo único que podrían llevarse sendas aficiones a la boca, entre Brennan Johnson y Luke Shaw rompieron las tablas en el marcador… en la portería de André Onana. Pape Matar Sarr fue el encargado de anticiparse, recuperar en el medio y poner el balón al corazón del área. Ahí aparecieron galés e inglés. El zaguero del Manchester United, por culpa también de su falta de contundencia, tocó el balón hacia su propia portería y el ‘22’ local, según la UEFA, terminó batiendo a Onana en el 42’. Euforia comedida en el lado blanco de San Mamés con el 1-0.
Héroe Van de Ven
Por mucho que los pupilos de Ruben Amorim embotellasen a los de Ange Postecoglou desde la reanudación del choque, la parroquia mancuniana desplazada hasta Bilbao tuvo que esperar hasta el minuto 70 para entonar su primer y verdadero “uy” de la final. Fue un “uy” y no un “yeah” o “goal” porque al muñeco de vudú de Rasmus Højlund no le caben más agujas. Falló Vicario en su salida y a la hora de blocar un envío lateral, y el cabezazo del danés, posterior al rechazo, iba directo a gol. Entonces, a Micky van de Ven se le desplegó la capa de ‘Superman’ para, sobre la mismísima línea de meta y con el despeje más acrobático jamás visto, evitase el 1-1.
Los red devils necesitaban aprovechar la gran ocasión de la que dispusieron, la más clara del encuentro, para agitar el partido. Y qué mejor agitador que Garnacho. En sus primeras acciones, tras saltar al terreno de juego sustituyendo a Mount, el internacional argentino puso un centro al área de castigo y obligó a Vicario a intervenir por abajo para sacar su disparo. Parecía que todavía había final.
Un tramo final de acoso y derribo del cuadro mancuniano puso los corazones de los seguidores spurs en un puño. Ange Postecoglou reforzó la zaga con casi todos los defensores que tenía a su disposición y estos se dedicaron a despejar todo aquello que pasaba por su área. También tuvo que volver a meter las manos el arquero italiano del Tottenham ante el cabezazo de Luke Shaw, minutos después de que todo el Manchester United reclamase un penalti sobre Casemiro. Pero no hubo nada, ni pena máxima ni goles. El árbitro pitó el final y, entonces sí, la parroquia spur pudo respirar y celebrar. Eran, por fin, campeones. Segunda final de Europa League perdida de forma consecutiva para el Manchester United; tercer trofeo europeo del Tottenham tras los de 1972 y 1984.