Flick rebaja la euforia
El técnico alemán no quiere ni oír mencionar el triplete dentro del vestuario y se niega a hacer comparaciones de su Bayern, con el que conquistó el sextete.
Tantas emociones positivas podrían acabar siendo contraproducentes para una plantilla tan bisoña e inexperta, ya que podría confundirse con la prepotencia y la soberbia. De ahí, que Flick haya puesto el freno de manera inmediata, dejando claro que aún no se ha ganado nada, que todavía queda un largo camino que recorrer y que sólo con esfuerzo y humildad se pueden lograr los títulos.
De hecho, el técnico alemán siempre intenta regatear las preguntas en rueda de prensa que le recuerdan el sextete que logró con el Bayern Múnich, dejando claro que no se puede comparar, en ningún caso, al Barcelona actual, ya que se trata de clubs diferentes, contextos muy alejados e idiosincrasias totalmente opuestas.
Asimismo, tampoco le gusta que la gente se llene la boca con la palabra triplete, pese a que en el Barcelona es muy común pronunciarla a poco que las cosas estén funcionando. Hansi ha pedido moderación al grupo en sus declaraciones, consciente que les puede perjudicar si pecan de un exceso de confianza. El técnico alemán valora muy positivamente la ambición de sus jugadores, pero no quiere que lo verbalicen con un exceso de vehemencia que puede ser interpretado de una forma negativa o causar incluso malentendidos.
Quemar etapas
Flick es el primero en reconocer que el equipo está en una situación inmejorable para lograr todos los objetivos y que hasta ahora se han ido quemando etapas de una manera sobresaliente. Pero ahora llega el tramo final de la temporada y cualquier detalle te puede dejar fuera de la lucha por los títulos. De ahí que el técnico alemán esté siendo muy insistente a la hora de poner los pies en el suelo a sus futbolistas y dejarles muy claro que sólo con trabajo y sacrificio se consiguen los éxitos.
Tras el triunfo en el Metropolitano, con remontada incluida, Flick dio rienda suelta a sus sentimientos, felicitando y abrazando uno a uno a todos sus futbolistas a pie de campo y después también dentro del vestuario y en el viaje de regreso, pero al día siguiente todo volvió a la más absoluta normalidad en la Ciutat Esportiva, con una puesta de escena sobria y sin aspavientos, dejando claro a los pocos jugadores que se han quedado en Barcelona que tienen todo en sus manos para hacer historia, pero siempre priorizando la humildad y la entrega.