Boca, eliminado de la Copa Libertadores: postales de una noche triste y silenciosa que será difícil de olvidar
Cavani y Marchesin, los más golpeados tras el partido ante Alianza Lima en la Bombonera; hace 15 años que el Xeneize no se quedaba fuera del máximo torneo continental por dos ediciones consecutivas
LA NACION, Pablo Lisotto
“No se nos va a dar nunca”. La frase le pertenece a Lucas, de 17 años, que nació en agosto de 2007, solo dos meses después de que Boca se consagrara campeón de la Copa Libertadores por última vez; el joven, que desea fervientemente experimentar qué se siente cuando el club de sus amores conquista América, siente esta eliminación en el Repechaje, ante Alianza Lima, como una daga en su corazón azul y oro.
Golpeado, esboza una opinión en forma de preguntas que no tienen respuesta: “¿Cómo va a patear Velasco el último penal, si es evidente que no está pasando un buen momento desde que llegó al club? ¿Por qué entró Brey por Marchesin? ¿Quién toma esas decisiones?”.
Las muestras de dolor son generalizadas en una Bombonera que rugió fuerte durante el partido y que expresó su enojo con furia con un inédito: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. Un enojo que por primera vez, desde enero de 2020, también salpica a Juan Román Riquelme, al Consejo de Fútbol y a la Comisión Directiva. Porque “todos” son todos. Y así como en otros momentos quizás fueron más pasivos, ante este fracaso rotundo que responsabiliza a todos los involucrados, el hincha pretende que ruede alguna cabeza, que haya un gesto de reacción dirigencial.
Luego, mientras el martes se convertía en miércoles, en el templo xeneize fue estruendoso el silencio, solo interrumpido por las máquinas que varios empleados utilizan para soplar los papelitos y barrer las tribunas. Los lamentos de los hinchas son evidentes y se resumen en títulos catástrofe. “Papelón histórico”, sentenciaban algunos. “Crónica de un final anunciado”, indicó otro. Y un puñado de personas insultó a lo lejos a los jugadores cuando subían al micro.
En la intimidad del plantel, las sensaciones fueron similares. Porque si bien Fernando Gago fue el único que le puso voz al mal momento (obligado por las reglas Conmebol) y fue evidente que sintió el impacto -aunque afirmó que está con fuerzas para seguir en su cargo-, los futbolistas se retiraron en silencio. Caminando esos casi cien pasos que distancian el vestuario local del micro con andar lento y mirada extraviada.
Ahí estaba Cavani, todavía repitiendo en su cabeza la última acción del partido. Esa en la que tuvo servido el 3 a 1 y la clasificación con la pelota en sus pies, a dos metros de la línea de gol y sin arquero. Tratando de buscar en el horizonte la explicación de por qué ese balón no terminó en el fondo de la red.
Cerca suyo, Agustín Marchesin no sacaba su vista de la punta de sus zapatillas. Golpeadísimo, el arquero sabrá en su conciencia por qué salió sobre la hora para ser reemplazado por Leandro Brey. ¿Estaba lesionado? ¿Pidió el cambio él? ¿Estaba pactado que ante una hipotética definición por penales él saliera e ingresara el suplente? Absolutamente nadie, ni siquiera Gago en la conferencia, fue claro en relación con una secuencia que llama mucho la atención.
Palacios, uno de los nuevos, casi equivoca la salida y termina junto a los hinchas. Pocas veces se vio tan serio a Merentiel como esta noche. Y el chico Delgado, que otra vez tuvo una actuación destacada, masticaba la bronca de la primera eliminación importante que sufre en una carrera que se avizora promisoria.
No solo los jugadores expusieron su tristeza. También se lo vio salir con paso rápido y rostro serio a Marcelo Delgado, integrante del Consejo de Fútbol. Tampoco quiso hablar. Lo mismo ocurrió con varios integrantes de la CD, que son conscientes de que por primera vez en 15 años Boca verá por TV la Libertadores en dos ediciones consecutivas. Sí: desde 2010/2011, durante la primera presidencia de Jorge Ameal, el Xeneize fue uno de los grandes ausentes del torneo continental de clubes más importante de Sudamérica por dos años seguidos. El fracaso también es de ellos.
Empleados del club, responsables de la seguridad del estadio, personas cercanas a Riquelme... Todos tenían un semblante de amargura. Pero también de preocupación, porque sacando el Mundial de Clubes -por realizarse en junio- a Boca se le terminó la competencia fuerte del año antes de que se termine febrero.