Soria sobrevive al asedio
El Athletic quiso, pero no pudo. Fue fiel a su tradición: encajar un gol temprano y mostrar una alarmante ineficacia. Punto de oro hacia la permanencia del Getafe, media hora con diez. Los leones se alejan de Europa.
Hubo dos equipos que porfiaron por un triunfo y también acaparó protagonismo el colegiado, Gil Manzano, que se tiró cinco minutos y medio para diagnosticar una jugada entre Sancet y Cuenca. Tras mil titubeos y una rectificación, expulsó al defensa azulón y sacó una falta de posible penalti a libre directo fuera del área. La permanencia lanza un guiño a Quique y Europa se desconecta o queda fuera de cobertura con Marcelino. Se empeñan los rojiblancos en alejarse de la meta. La penúltima oportunidad se esfumó en una noche con poco público. El Getafe fue astuto, se llevó el choque a su terreno, sin permitir que se jugara a nada en ese tramo final en el que progresaba en desventaja.
El Athletic volvió a encajar un gol en un centro lateral en el sorbo inicial. Pasó contra el propio Gatefe en enero de 2021, al poco de llegar Marcelino, y se resolvió con un 5-1 final. Y ante el Espanyol esta campaña, también con remontada. Pero no siempre es fiesta. Bueno en esta ocasión con Aduriz, qué con Aduriz, con una pierna de Aritz, se habría repetido el 5-1, pero no hay un matador en este grupo de leones, que lo intentan y le meten intensidad, pero falla en la puntilla. El equipo andaba con las piezas fuera de sitio tras un saque de falta. En el minuto 3, Djené recortó a Vencedor, que picó como un juvenil en el quiebro, centró al área y Ünal se adelantó a Vesga, nada contundente, para poner en ventaja al equipo azulón. Casualmente los dos mediocentros rojiblancos estaban en la foto en ese 0-1. Nada menos que el gol número 14 para el delantero turco esta temporada. Es un emperador por los aires y su brega aturdió a una defensa con constantes errores en el pase en el inicio del juego, fallos no forzados por la presión azulona sino por el pésimo cálculo a la hora de combinar.
Un despiste que sembró la incertidumbre en la Catedral. Y un espejismo, porque a partir de ahí, el Athletic fue muy superior a su rival.
 Una falta lanzada con maestría por Muniain a 28 metros de meta, la sacó
 Soria con enormes reflejos con el brazo tras cabezazo de Vivian. 
Wlliams era el que generaba más problemas en la estructura defensiva 
visitante. Una doble pared de Yuri con Muniain e Iñaki permitió al 
lateral izquierdo pisar el área como el AVE camino de Madrid. Lanzó un 
zapatazo característico de los suyos poniendo toda su alma y esta vez el
 meta rival, al que habían lanzado una serie de disparos como aquel que 
dice en un 'tiro al muñeco’, se cayó y dejó penetrar a la bola. Parece 
mentira montar una jugada con esos pases, encontrando espacios, con tres
 centrales enfrente. Pero claro, los delanteros rojiblancos, que no son 
puntas al uso por su extraordinaria movilidad, les desajustaron.  
El Athletic reaccionó, por tanto, muy bien al sopapo inicial. El caso es
 que el partido, que en la previa prometía ser un ladrillo, resultó 
dinámico y vistoso. La segunda parte amaneció, eso sí bastante fría. Y 
eso que Olivera anotó en el 57 ante un Vivian poco contundente. Pero fue
 anulado por fuera de juego previo del propio defensa uruguayo y Sandro.
 El público celebró la revocación como si fuera un gol propio. Sancet 
cogió las riendas en esa fase del choque. Bajaba a recibir y ni un radar
 azulón le detectaba. Los cinco de atrás le esperaban de cara, le 
dejaban hacer.  
Viendo que el partido, y, en consecuencia, Europa, se le escapaba, Marcelino agitó el avispero inmediatamente. Sacó a Nico Williams y metió a Muniain por dentro
 en un 4-1-4-1, luego mudó su delantera y devolvió al Athletic al 
clásico 4-4-2, aunque los de en medio en rombo. Nico sintió molestias 
musculares, en la zona que se lesionó recientemente, pero pudo seguir. 
El técnico trataba de cargar mucho el área en busca del puñal de Raúl y 
Villalibre. Pero el equipo perdió frescura, acumuló gente en ataque sí, 
aunque el atasco de gente e ideas fue mayúsculo. Vivian lo remataba 
todo, pero ahí estaba Soria, muy seguro firmando 10 paradas... la 
pesadilla ante el zarpazo de los leones. Los remates, bien es cierto, iban muy centrados.
 Los números son para volvfer loco a cualquiera: 11 disparos a puerta, 7
 fuera y 4 bloqueados, todo eso para meter un gol. Quique dio más 
armazón al grupo y negó que se jugara a nada en el tramo final, al más 
puro estilo Getafe de Bordalás. Se jugaban muchísimo y sonrieron al 
final.

