GETAFE 0 - ATLÉTICO 1 / El Atleti raspa oro en Getafe
Victoria sufridísima de los rojiblancos en un partido competido y lleno de interrupciones. El 0-1 se lo marcó Duarte en propia puerta.
Le costó al Atleti. Le costó horrores arrancarle los tres puntos a un Getafe que es cemento de alta calidad. Lo encontró el Cholo solo después de derribar la puerta con un gol del Getafe en propia, quizá el único modo de derribar a un portero inspirado como Soria. Y con la lección de marzo ahí, tan fresca, de cómo en cuatro minutos los rojiblancos perdieron lo que tanto les había costado lograr. Esta vez no fue así. Esta vez el Atleti regresó a casa con los tres puntos. Y gente en el banquillo con ansia de sumar. Y raspar.
Los dos equipos se habían abalanzado sobre el partido con ganas de jugar. En la primera pelota el Getafe ya estaba repiqueteando en el área del Atleti para testar a ese Musso casi inédito en la Liga llamado a hacer de Oblak, por la lesión del esloveno. Iglesias lo intentó desde la frontal un balón suelto. De ida y vuelta, la noche fría caía sobre un Coliseum de césped rapidísimo. Simeone apostaba por poco habituales, quizá por el último atracón de partidos antes de Navidad, como Nahuel, lo que suponía el paso adelante de Llorente. La primera ocasión rojiblanca estuvo en sus botas, en un centro a Julián que remató forzado y mal. La segunda, fue aún más clara. La de Nico sería más clara, al enviarle Koke, partido 700 con la rojiblanca, tan emocionante como histórico, un centro perfecto que solo debía cabecear para el gol. Soria, con el argentino a sus pies, lució reflejos. Paradón. El primero de un amplio catálogo que iría mostrando en la tarde. Enseguida Llorente pidió el cambio. Había sentido un pinchazo atrás, en un pisotón rival. En el 14 se iba para que entrara Griezmann.
Sin Llorente y ya sin Giuliano también, descarte, el partido se hizo polvorón. El Getafe presionaba con efectividad. Solidario, todos a una y con Mario Martín cambiando constantemente de banda. El Atleti se atoraba, incapaz de masticar un duelo ahora lleno de interrupciones y caídas. Corría el reloj que no el juego. La carta de Bordalás, Djené por delante de los cuatro defensas, solidificaba su centro del campo aunque eso supusiera renunciar al ataque. Con que tuviera una, bastaba si la sabía aprovechar. Ese era el plan. This is Getafe, papá. La primera que intentó Mayoral se la embolsó fácil Musso. La única claridad en ataque rojiblanca intentaba ponerla Baena. Muy móvil, sin terminar de encontrarla. Tampoco un Julián que lleva varias semanas en el invierno, frío, frío. El descanso llegó con el partido atravesado en la glotis del Cholo.
El partido regresó del reposo en el mismo lugar en que estaba. Con futbolistas azules cayendo al suelo como bolos en cada roce y los rojiblancos sin circulación por mucho que Griezmann pusiera empeño, y una maravilla de taconazo hacia atrás que Barrios no supo interpretar. No había llegado el reloj a la hora y Simeone cambiaba a Julián por centímetros (Sorloth) y a Koke por otro delantero (Raspadori). La primera pelota que tocó el noruego fue un intento de despeje de cabeza en su área que convirtió en asistencia para Arambarri. El disparo del uruguayo no terminó en la red porque se cruzó providencial Nico.
Antes de que Simeone agotara los cambios en el 69’, Barrios obligaba a Soria a otra parada. Ante Raspadori pondría la mano dura por bajo. El italiano le dio profundidad a un Atleti que creció con su presencia. Fue clave, de hecho, para darle el golpe en el pecho al partido y que pasase de una vez el polvorón: se inventó un centro Baena que el italiano supo interpretar para cedérselo a Grizi. O era gol del francés o gol en propia. Fue lo segundo. Duarte. Para Simeone, oro. Y con la lección aprendida de marzo ya no lo dejaría escapar. Por mucho que en el 93’ ahí estuviera Arambarri, como entonces. Pero lo que en marzo acabó en gol, y una Liga por el desagüe, esta vez lo evitó el travesaño.


