Atlético 2 - Inter 1 / Puro Josema, puro Atleti
El uruguayo marca el gol de la victoria en el 93′ ante un Inter que dominó de inicio pero se vio pronto con un 1-0. Marcó Julián. Igualó Zielinski.
El Atleti golpeó primero gracias a una jugada que inició una recuperación del argentino. La pelota le llegó a un Giuliano titular por dos motivos. El primero, para taponar a Dimarco. El segundo, para ser Giuliano y pelear cada pelota como lo hace, como si fuera la única de la tierra. Con la que Nahuel le sirvió irrumpió en el área para lanzar un centro al palo contario que le pegó a Baena en el abdomen y quedó suelta para que Julián la enviara a la red con un zurdazo. El Metropolitano celebró interruptus. Porque primero el árbitro lo anuló al entender que a Baena le había dado en el brazo pero tras pasar por la pantalla corrigió: era tripa, sin mano, 1-0. El Cholo metía a ese Inter que llegaba imbatido en una máquina del tiempo para enviarle a 2024 y aquella eliminatoria de octavos en la que, lo mismo, y terminó apeado.
Tardó unos minutos el Inter en asimilar el golpe. Pero en cuando se le esfumaron los pajaritos alrededor de su cabeza volvió a tomar las riendas para subir de nuevo el mentón. Es equipo grande y en Madrid lo mostró, con picante en todas sus líneas. Solidificaba Bisseck mientras Barella llevaba los hilos. Arriba, Lautaro dormía. No Bonny, quien hacía sufrir a un Giménez al que Cardoso socorría aunque se moviera con cierto óxido. El Inter probaba de nuevo a Musso. Calhanoglu lo intentó con un trallazo que éste desvió sin despeinarse. Más peligro llevaría el siguiente después de terminar en Barella un pase atrás de Giuliano a Giménez. Bisseck la preparó de espuela y Dimarco la remató con la zurda para instalar el casi en el Metropolitano. Por media uña se fue fuera.
El inicio de la segunda parte del Inter fue un calco de la primera. Rock and roll y psicodelia. Italianos como avispas azules y negras lanzadas hacia Musso. Barella estampaba un balón en el larguero y Dimarco volvía a toparse con el portero mientras el Atleti seguía en la caseta de cabeza. Frío y perdido. Nahuel temblaba, Giuliano no acertaba, el balón no les duraba. Y el Inter a la tercera hizo la vencida: Zielinski hizo una pared con Bonny para plantarse ante Musso y batirle por bajo. 1-1. Simeone enseguida hizo tres cambios: adentro la energía de Nico y el orden de Koke acompañados de un Pubill que no solo jugó, también convenció. Chivu replicó con Thuram y Sucic y Simeone subió la apuesta: tridente. Sorloth y Grizi, aunque se quedara sin cambios en el 68’. El Atleti creció. Los pies de Koke ya dirigían el juego y su dirección y Pubill no tendrá moto pero sí periscopio. ¿Por qué ha jugado tan poco? A Grizi le puso un centro raso que el francés controló ante Akanji para disparar y toparse con Sommer. Los minutos pasaban, el partido parecía abocado al 1-1. Para el Inter poco daño, para el Atleti empezar a ver lejos el Top-8. Pero entonces apareció ese Comandante uruguayo para dirigir a la victoria. Le pegó con la cabeza aunque en realidad era el alma. Con pasion y épica. Porque Josema es puro Atleti.


