El calor extremo pone a prueba la capacidad de la FIFA para proteger a los jugadores en el Mundial de 2026

El reciente torneo en Estados Unidos encendió alertas sobre la exposición de los deportistas a temperaturas extremas y la falta de medidas eficaces ante un calendario cada vez más exigente

Infobae

Chelsea levantó el trofeo del Mundial de Clubes 2025 con un contundente 3-0 frente al París Saint-Germain el 13 de julio en el MetLife Stadium de Nueva Jersey, pero el partido quedó marcado por algo más que el resultado. Con 85°F (29,4°C) en el ambiente y un sol que parecía inmóvil sobre las gradas, los jugadores disputaron la final en condiciones que algunos calificaron como “muy peligrosas”.


Durante las cuatro semanas del torneo, la temperatura fue una constante amenaza. En la semifinal del 8 de julio, disputada también en MetLife a las 3:00 p.m., el argentino Enzo Fernández sintió cómo el calor lo doblegaba: “Tuve que acostarme en el suelo. Me sentía muy mareado”, dijo. El entrenador Enzo Maresca explicó que en Filadelfia fue “imposible” entrenar bajo los 98.6°F (37°C) registrados en plena emergencia por ola de calor. Todo esto sucedió mientras un domo térmico rompía récords en Estados Unidos desde finales de junio.

Este torneo, que sirvió como ensayo general para el Mundial de 2026 en Estados Unidos, México y Canadá, puso en duda la capacidad de FIFA para proteger la salud de los futbolistas ante un clima que se intensifica año tras año.

Altas temperaturas, pausas insuficientes y síntomas de agotamiento: un patrón que se repitió

Según las mediciones de la WBGT (Temperatura de Globo de Bulbo Húmedo), utilizadas internacionalmente para evaluar condiciones térmicas peligrosas, al menos tres partidos del torneo superaron los niveles que FIFPRO considera inaceptables para jugar. Uno de ellos fue el encuentro entre Benfica y Bayern Múnich el 24 de junio en Charlotte, Carolina del Norte, donde el termómetro marcó 104°F (40°C).

“No creo haber jugado jamás con tanto calor”, dijo el noruego Andreas Schjelderup, autor del único gol en la victoria de Benfica. “No creo que sea saludable.” En otro extremo del país, en Cincinnati, el entrenador del Borussia Dortmund, Niko Kovač, describió los 90°F (32°C) del mediodía como un “sauna”. Durante el primer tiempo frente al Mamelodi Sundowns, los suplentes del equipo alemán vieron la mitad del partido desde el vestuario.

En medio de estas condiciones, FIFA se limitó a permitir pausas de hidratación en cada mitad cuando el WBGT superaba los 89.6°F. Sin embargo, tras presiones de FIFPRO, el organismo redujo temporalmente ese umbral a 82.4°F e incrementó el suministro de agua, hielo y toallas en los estadios. Aun así, los sindicatos y expertos consideraron estas medidas insuficientes.

Las condiciones térmicas durante competiciones
Las condiciones térmicas durante competiciones recientes han puesto en duda la preparación organizativa ante el cambio climático. (REUTERS/Brian Snyder)

Advertencias de expertos y precedentes trágicos refuerzan el llamado a reformas urgentes

Madeleine Orr, profesora de ecología del deporte en la Universidad de Toronto, advirtió que “si la temperatura y la humedad son demasiado altas, es imposible sudar de forma efectiva, lo que puede derivar rápidamente en fatiga, calambres y náuseas; y en casos graves, golpe de calor por esfuerzo”.

El doctor Vincent Gouttebarge, director médico de FIFPRO, explicó en una conferencia el 30 de junio que el límite de 104°F (40°C) de temperatura corporal marca un punto crítico: “Ya no se suda porque hay deshidratación. Se pierde control muscular, se camina con dificultad, la cognición se ve afectada. En el peor de los casos, se pierde la conciencia”.

El caso del jugador de rugby australiano Keith Titmuss, que falleció en 2020 por un golpe de calor tras un entrenamiento, o el del tenista Daniil Medvedev, que temió morir durante un partido en los Juegos Olímpicos de Tokio, son solo dos de los ejemplos que han encendido las alertas en distintas disciplinas. Según una encuesta de World Athletics en 2023, el 75% de los atletas considera que su salud y rendimiento ya han sido afectados por el cambio climático.

Choque entre FIFA y FIFPRO: decisiones sin diálogo, representantes excluidos y preocupaciones crecientes

La tensión entre FIFA y FIFPRO ha escalado. El 12 de julio, FIFA anunció un “consenso” con representantes de jugadores para implementar descansos mínimos de 72 horas entre partidos y tres semanas de vacaciones al término de cada temporada. No obstante, FIFPRO no fue invitado a esa reunión, y los asistentes incluyeron funcionarios previamente expulsados por corrupción y exdirigentes removidos por voto interno.

“El calendario está saturado. No hay descanso físico ni mental. Y no hay diálogo con FIFA”, afirmó el presidente de FIFPRO, Sergio Marchi, en declaraciones enviadas a TIME. “Esta forma de organizar los torneos responde sólo a una lógica de rentabilidad económica, no de sostenibilidad humana”.

El secretario general del sindicato, Alex Phillips, añadió que si bien FIFA “probablemente será más flexible” con los horarios en 2026 tras ver lo ocurrido en el Mundial de Clubes, “no tenemos absolutamente ningún poder para obligarlos”.

El MetLife Stadium, una de
El MetLife Stadium, una de las sedes del reciente Mundial de Clubes, fue escenario de partidos disputados bajo altas temperaturas que reavivaron el debate sobre la protección de los jugadores ante condiciones climáticas extremas. (REUTERS)

Con seis sedes críticas y una expansión que complica el calendario, el Mundial 2026 se presenta como una bomba térmica en cuenta regresiva

Un estudio de Queen’s University Belfast, publicado en enero de 2025, analizó datos meteorológicos entre 2003 y 2022 en las sedes del Mundial 2026. La conclusión fue contundente: 14 de las 16 ciudades superan regularmente los 82.4°F en junio y julio, y seis —incluidas Atlanta, Dallas, Houston, Kansas City, Miami y Monterrey— también sobrepasan el umbral de 89.6°F, incluso con frecuencia.

El desafío se agrava por la expansión del torneo a 48 equipos, que incrementa el número de partidos de 64 a 104. Reprogramar encuentros en función de la temperatura, como propuso Christopher Tyler, experto en fisiología ambiental de la Universidad de Roehampton, chocaría con los intereses comerciales de las cadenas televisivas en Europa y Asia. Como lo describió Madeleine Orr, sería una suerte de “Tetris de programación”.

Mientras tanto, FIFA se aferra a las sedes con estadios techados —Atlanta, Dallas, Houston, Los Ángeles y Vancouver—, donde podría mitigar el calor en los partidos diurnos. Sin embargo, solo el 37.5% de los encuentros se jugarán en estos cinco recintos.

Entradas populares