Mensajero de Eurochronos se ocultó debajo de unos cajones para salvar su vida

La Paz, ANF
Javier Salvatierra, mensajero de la joyería Eurochronos, contó en una entrevista televisiva los momentos de terror que vivió durante el atraco frustrado a su fuente laboral y dijo “gracias a Dios estoy vivo”, aunque todavía “siento los sonidos de los disparos en mi cabeza”.
“Imagínense los momentos que nosotros hemos vivido, ha sido muy grave, la intervención que hicieron estos tipos fue a matar, yo estaba adentro y gracias a Dios salvé mi vida (porque en el momento en que ingresaron los atracadores) yo estaba al fondo con una colega, entonces escuché los tiros afuera, le dije a mi colega 'esto es un asalto' y nos fuimos a un depósito que tenemos en un cuarto, yo me metí debajo de unos cajones y la chica se metió atrás”, relató.


En una entrevista con el programa “Que No Me Pierda”, Salvatierra agregó que permaneció en ese depósito todo el tiempo que duró la balacera y sólo pensaba en su hijo, su familia y que nadie salga herido del hecho, aunque los antisociales se lleven todas las joyas.

“Esa balacera duró unos 30 minutos o algo así, cada minuto para mí fue como un mes escuchando las balas, los quejidos, las voces de los brasileños y del boliviano que hablaba en castellano, el boliviano decía ‘tenemos que salir’, ‘ya salgamos’, ‘salgamos’, y los otros también hablaban en su idioma y tiraban ráfagas de ametralladoras”, contó.

Señaló que no vio a ninguno de los cuatro atracadores y sólo escuchó las voces, los disparos de armas de fuego.

Finalmente "mataron a una de mis colegas (que era uno de los rehenes de los antisociales), es increíble todo lo que pasó, fue muy grave. Todavía estoy con los sonidos de los ritos en mi cabeza”, apuntó Salvatierra, funcionario de Eurochronos desde hace 16 años.

El atraco a la joyería fue protagonizado por cuatro delincuentes y gracias a la inmediata intervención policial, los antisociales no lograron concretar su objetivo final que era llevarse las joyas.

En el hecho perdieron la vida cinco personas, entre ellas un policía, una funcionaria de la joyería y tres delincuentes.

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