La tecnología que revoluciona Bershka y la tienda del Real Madrid

Altabox desarrolla soluciones para aplicar en el puesto de venta

Pablo Sempere
Madrid, El País
Cuando cada vez más marcas irrumpen en el mercado, fomentando la competencia entre las compañías, es vital distinguirse. El precio, la calidad del producto, la utilidad o el trato personal son bazas que suelen usar las empresas para este propósito. Otra, que cada vez está adquiriendo mayor peso, es la experiencia del cliente a la hora de adquirir y comprar. A trastocar y revolucionar este eslabón de la cadena del consumo es a lo que se dedica la empresa asturiana Altabox, el comodín elegido por organizaciones como Inditex, que ha contratado sus servicios en Zara y Bershka, Real Madrid, Orange, Adidas, Gas Natural Fenosa, Mercedes-Benz o Massimo Dutti.


“Nos dedicamos a transformar la gestión del punto de venta, ayudando a nuestros clientes a que mejoren la experiencia de compra de sus consumidores”, explica el socio de Altabox, Israel García. ¿Cómo se consigue esto? “Cambiando la forma en la que los usuarios interactúan dentro de los establecimientos y tiendas”, prosigue. Eso sí, implantando una solución u otra en función del sector en el que opere la compañía, así como del objetivo al que quiera llegar. Un buen ejemplo se encuentra en el sector del retail, desarrolla García, que está evolucionando hacia los datos y la información. Y más en concreto, en Bershka y Zara, ambas del grupo Inditex.

“Para ellos hemos desarrollado unos probadores inteligentes, que hacen completamente diferente la experiencia del comprador”. Gracias a unas pantallas táctiles, los dependientes atienden más rápido al cliente, dirigiéndoles automáticamente a las cabinas que están libres. Además, el probador, mediante un mecanismo de código de barras, conoce cuáles son las prendas que el usuario lleva consigo, por lo que el espejo muestra al momento las combinaciones posibles de toda esa ropa, así como de aquellas prendas que el cliente no ha cogido pero de las que el establecimiento sí dispone. “El sistema está pensado también para poder cambiar las tallas, pedir asistencia o hacer otro tipo de consultas a los dependientes de la tienda”, continúa García. Esta solución ya funciona en varios establecimientos del grupo, como en uno de los Bershka que tiene la firma en Barcelona o la tienda de Arteixo de Zara, donde la marca testa todas sus herramientas antes de lanzarlas al mercado.

Otra de las innovaciones con el sello de Altabox nació en las tiendas del Real Madrid Club de Fútbol, en donde la entidad blanca vende todos sus productos. “Esta solución parte del concepto de las experiencias inmersivas, en las que trabajamos con los principales sentidos del ser humano para situar al cliente en el centro, entre olfato, iluminación u oído”, añade Israel García. Con esta base surgió la idea de recrear un campo de fútbol dentro del propio local, “adecuando la luz de la tienda y equipando las paredes con microleds de los que salían flashes, dando al consumidor la sensación de que estaba en medio del Bernabéu siendo fotografiado. Para dar mayor impresión, incluso jugamos con olor a césped recién cortado”, ilustra.

Estas ideas están relacionadas con el deseo que tienen las marcas de que los clientes recuerden el producto que han adquirido, pero también la experiencia. “Fomentan el boca a boca, llaman la atención”. No obstante, también están orientadas a conocer mucho mejor los hábitos, las características y gustos del consumidor. “Analizamos todo lo que ocurre en la tienda, el número de personas que entra, el tiempo que permanecen en ella, cómo se mueven, etc”. Midiendo esto es posible conocer, cuenta García, el volumen de entradas, la comparación entre esa cifra y las ventas, el nivel de atracción de los artículos en función del movimiento o si el ratio de compra aumenta según el tiempo que el usuario permanece en el interior del local.

Gracias a estos datos, Altabox desarrolló una herramienta para 90 concesionarios de Mercedes-Benz, “un proyecto de comunicación audiovisual apoyado en la tecnología y que se utiliza en las tiendas de la marca de Madrid, Barcelona, Gijón y Chile”. Permite controlar decenas de pantallas interactivas, que los usuarios contemplan al entrar en los concesionarios, pero que cambian sus contenidos en función del tipo de público. Cuenta García que, de esta forma, “según el número de personas, de si hay más hombres o mujeres o de si queremos lanzar una comunicación concreta en una zona u otra del establecimiento, modificamos el mensaje”. Esta solución, por ejemplo, funciona gracias a la inteligencia artificial, que reconoce a las personas. “Otras tácticas están pensadas para ver cómo se comporta un establecimiento en una determinada fecha, como el día de Navidad o una final de la Champions, y así poder gestionar esa fecha en el futuro, llamando a más o menos personal o trayendo más o menos productos frescos. Todo se basa, en definitiva, en pequeños gestos que cambian la experiencia de compra”.

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