El infierno vivido en la Piazza San Carlo deja 1.527 heridos

La fiscalía de Turín empezó una investigación y la hipótesis de delito es alarma injustificada. La policía está buscando un chico sin camiseta y con una mochila que hizo un gesto de 'kamikaze',

Mirko Calemme
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Una noche horrible, otra pesadilla une la Juventus a una final de Champions, tras la tragedia de Heysel. 1.527 personas quedaron heridas en la Piazza San Carlo de Turín, que se convirtió en un infierno. Tres están en condiciones muy graves, uno de ellos es un niño que, como contaron sus padres, 'quedó enterrado' por la multitud descontrolada que intentaba abandonar la plaza y que ahora se encuentra en la unidad de cuidados intensivos del hospital Regina Margherita. También preocupa una mujer de 38 años, que sufrió un paro cardíaco por aplastamiento y está ingresada en el San Giovanni Bosco, siempre en terapia intensiva. Todo, según La Stampa, empezó por una valla que se cayó e hizo cundir el pánico.


"Hay una bomba, desalojad la plaza", gritaba alguien, y el miedo al atentado causó la histeria colectiva, a la que habría contribuido, según otras fuentes, la explosión de un petardo. Las botellas de cerveza en el suelo no ayudaron, obviamente: "La plaza era una alfombra de cristal", relatan, y muchísimos se hirieron, aplastados al suelo por la multitud. El escenario era horrible: sangre, zapatos, niños sin sus familiares y miedo, mucho miedo. Muchos tifosi buscaron refugio en los edificios de los alrededores, mientras que otros perdieron todas sus pertenencias: los objetos fueron reunidos en el centro de la plaza, y la policia arrestó un 'chacal' sorprendido a hurgar entre ellos. Ahora, los ataques son para los organizadores: el plano de seguridad de esta noche horrible está en la mira de todas las criticas.
“El chico con la mochila”

La fiscalía de Turín empezó una investigación y, de momento, la hipótesis de delito es alarma injustificada. La policía está buscando un chico sin camiseta y con una mochila que, antes de que cundiese el pánico, hizo un gesto de 'kamikaze', con los brazos abiertos delante de la multitud. Muchos, en las redes sociales, denunciaron sobre todo la falta de rutas de escape y la presencia de las botellas de cristal, distribuidas ilegalmente por vendedores ambulantes.

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