De mercenario-golpista a espía al servicio de Obiang

Simon Mann, el hombre que intentó derrocar al dictador, trabaja para él controlando a la oposición

José María Irujo
Periodista de investigación de El PAÍS
Madrid
Simon Mann, el mercenario surafricano de origen británico que dirigió un golpe de Estado en 2004 contra Teodoro Obiang, ha sido contratado por el dictador africano para controlar a la oposición guineana en el exterior, según reveló el mismo ante el tribunal de París que juzga a Teodorín Nguema Obiang, el hijo del presidente de Guinea Ecuatorial acusado de corrupción, blanqueo, desvío de fondos públicos y abuso de confianza.


Mann es el único testigo que ha presentado la defensa de Teodorín que se enfrenta a una condena de diez años de prisión y a una multa de 50 millones, casi la mitad de sus bienes embargados en Francia.

La presencia de Mann en el Tribunal Correccional de París que juzga el caso llamado “los bienes mal adquiridos” sorprendió a las autoridades judiciales francesas que acusan a Teodorín de saquear 110 millones del Tesoro Público de Guinea Ecuatorial y blanquearlo con compras millonarias en París. El mercenario reconoció que el presidente le pidió que acudiera a testificar en favor de su hijo y no ocultó que le han pagado su traslado y estancia en la capital francesa. Afirmó que su misión consiste en garantizar la seguridad de Obiang y evitar que sea derrocado por un golpe de la oposición.

Mann fue detenido en 2004 por las autoridades de Zimbabue junto a otros 70 mercenarios que se dirigían a Guinea Ecuatorial a bordo de un avión para invadir el país y derrocar al dictador. Durante cuatro años cumplió condena en una prisión de Zimbabue y después fue extraditado a Guinea Ecuatorial donde le condenaron a 34 años de cárcel. Obiang le indultó y concedió el perdón presidencial en 2009 liberándole del penal de Black Beach, en Malabo. Desde 2011 trabaja para el Gobierno de Guinea Ecuatorial, según su nuevo testimonio que sorprendentemente nada tiene que ver con los hechos que ahora se juzgan en Francia.

El ejecutor del golpe fallido dice que firmó un contrato con el presidente africano en 2011

En su comparecencia ante el tribunal de París el mercenario relató su golpe de estado frustrado y volvió a implicar a Severo Moto, uno de los dirigentes más activos de la oposición guineana, según señalan testigos presentes en la sala de vistas. Afirmó que se reunió con él en Madrid en cuatro ocasiones y reconoció su papel como brazo ejecutor. Simon Mann siempre ha mantenido la supuesta implicación de los Gobiernos de España, Reino Unido y Sudáfrica en el fallido golpe. Y señalado a Mark Thatcher, hijo de la ex primera ministra británica, como uno de los inductores. Este último reconoce su amistad con Mann, pero niega cualquier relación con los hechos.

Durante la sesión del pasado lunes que concluyó a las 23,30 horas además de Mann declararon los empresarios Germán Pedro Tomo, de 57 años, un ecuatoguineano residente en Madrid, y el italiano Roberto Berardi, quienes relataron al tribunal las presuntas comisiones ilegales y actividades delictivas de Teodorín Nguema Obiang al frente de la empresa Somagui Forestal durante su etapa de ministro de Agricultura y Bosques. El Patrón, como le llaman en Guinea Ecuatorial, es en la actualidad vicepresidente segundo del país un cargo que le otorgó su padre para intentar blindarle de la orden de busca y captura que durante varios años emitió la Justicia francesa ante su negativa a declarar en este juicio, una vista a la que no se ha presentado.

Germán Pedro Tomo resume así su declaración judicial: “Les dije a los abogados de Obiang que estamos hablando de centenares de millones de euros blanqueados en Francia, EE. UU. y Brasil. Que una persona que ha gastado tanto dinero debería tener empresa legal, con actividades y trabajadores. Que me demostraran de donde salió todo ese dinero porque Somagui Forestal nunca existió. Se quedaron mudos porque no pueden demostrar nada”.

Empresarios españoles han relatado los presuntos chantajes y el pago de comisiones a El Patrón

Tomo fue exdiputado del Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE), el partido de Obiang. En 2005 dos sicarios colombianos intentaron asesinarle en la puerta de su casa en Alcorcón, pero se equivocaron con su hermano que recibió varias puñaladas. Los sicarios fueron condenados a 11 años de cárcel y confesaron que fueron contratados por dos españoles residentes en Guinea Ecuatorial. El empresario señala como instigador al presidente Obiang.

Berardi, un exsocio de Teodorín que también acabó en una cárcel de Bata, al igual que otros emprendedores españoles, relató que cuando se encontraba en prisión este utilizó presuntamente sus empresas para desviar grandes cantidades a Brasil. Con su empresa constructora Eloba, Teodorín adquirió casi toda la iconografía del cantante Michael Jackson, entre otros objetos el famoso guante de cristal de Swarosky que lució en su mano derecha durante la gira de Bad.

Eloba es una de las dos empresas que aparecieron en la demanda presentada en EE. UU. contra el vicepresidente guineano y que le obligaron a vender su villa en Malibú valorada en 30 millones y a entregar esa cantidad a organizaciones de caridad que ayudan el pueblo guineano. A nombre de esta empresa el hijo preferido de Obiang compró 9 apartamentos de lujo en Brasil. En una carta remitida a EL PAÍS durante su encierro, Berardi describió las presuntas prácticas corruptas de su exsocio.

Durante la instrucción del caso una comisión judicial francesa dirigida por los jueces Roger Loire, René Grouman y la entonces juez de enlace en España Helen Davos tomaron declaración en 2012, en Madrid, a ocho emprendedores españoles que antes de iniciarse la causa habían revelado a este periódico el presunto chantaje al que fueron sometidos por Teodorín Obiang.

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