Victoria de Hamilton con Sainz séptimo y Alonso, duodécimo

Gran carrera de Lewis para vencer a Vettel con Ricciardo en el podio. Remontada de Carlos y Fernando no pudo culminar su calificación.


Manuel Franco
As
No pudo Sebastian Vettel evitar la belleza racial de Elia Morego. La modelo barcelonesa, una de las grid girls de este año en el GP de España de Fórmula 1 estaba trabajando en la recta de meta, lanzando camisetas a la grada con una especie de cañón cuando el alemán se la quitó y, sin dejar de mirar a la chica y sonreír como un chaval de instituto, empezó a tirar ropa a la afición. Le dio las gracias y se fue. Sonriendo. Vettel. Piloto de Ferrari. El mismo que el año pasado parecía un tipo triste y enfadado por el paddock. Veía la escena Lewis Hamilton, pero cuando el de Mercedes quiso coger la pistola a otra azafata ya habían iniciado el camino de regreso al paddock.


Ambos, Seb y Lewis son ahora hombres felices y los dos van a luchar por el Mundial, como hicieron por la victoria en España. Mientras el héroe local apenaba vestido de naranja. En la vuelta 30 le doblaba Vettel, Hamilton un poco después. Fernando, ese talento de época, que un instante antes había sido adelantado por el Sauber de Marcus Ericsson a final de recta. Ganó Hamilton a Vettel, los otros dos genios. El asturiano terminó duodécimo, doblado por dos veces. Primera carrera que termina este año.

Y es que después del espejismo del sábado cuando se clasificó séptimo la carrera del español no pudo tener más problemas. Desde la salida cuando su antiguo compañero Felipe Massa le sacó a la tierra, hasta una parada temprana intentando ganar tiempo que no sirvió para nada, después quedó atrapado tras Daniil Kvyat, paró una vuelta antes de un virtual safety car, intentó todo con un coche que volvió a tener problemas. Finalmente no logró su objetivo de terminar en los puntos. Mala carrera tras una calificación mágica.

Pero volvamos a Vettel y Hamilton. Su sucesor en Ferrari que está probando la mejor versión de la escudería italiana, ese color rojo que nunca llegó a ser brillante en los coches de la época del astur en Maranello. Vettel hizo una carrera impecable, salió muy bien con un nuevo sistema de salida, se puso primero y se escapó. Pero estaba Hamilton…y su Mercedes.

La arrancada dejó fuera a Raikkonen al que tocaron Bottas y Verstappen, ganador en 2016 que también abandonó. Después tampoco pudo terminar Bottas con el motor echando fuego. Al quite Daniel Ricciardo, en el podio con su Red Bull. La batalla fue la de los dos grandes: Vettel y Hamilton. Después de que Vandoorne se tocara con Massa salió el coche de seguridad virtual y en Mercedes decidieron meter a Hamilton, casi seis segundos menos que en una parada normal y esa fue la que tuvo que hacer después Vettel. Así que salió el alemán rueda a rueda con el inglés y luchó unas vueltas, pero después con mejores gomas Hamilton le pasó a final de recta. A falta de veinte vueltas la diferencia entre los dos campeones estaba en torno al segundo y medio. Se trataba ahora de gestionar los neumáticos. Hamilton preguntaba y preguntaba a sus ingenieros por si acaso Seb podía con él, pero no, imposible. El Mercedes ha mejorado mucho con las evoluciones para esta carrera y Hamilton es un talento puro.

Como lo es ya Carlos Sainz, que salía duodécimo y terminó séptimo gracias a una sanción a Wehrlein, tras los del podio, Pérez, Ocon y Hulkenberg. El madrileño estuvo cuando había que estar con algunos momentos de extraordinario coraje. Otra vez en los puntos. Allá donde aún no puede llegar Alonso, ese rey que fue como es ahora Vettel y Hamilton. El que más listo esté se llevará el título. En Barcelona el alemán se llevó la mirada de la más bella azafata, pero la victoria fue para Hamilton.

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