“Si no hubiésemos estado en directo, le hubiese abofeteado”

El francés Maxime Hamou, de 21 años, intentó besar a Maly Thomas, una reportera de Eurosport, durante una entrevista en el torneo parisino

Isabel Valdés
El País
Aquí el refrán funciona a la perfección, una imagen vale más que mil palabras. En este caso un vídeo de 44 segundos. 44 segundos que van del estupor a la indignación, pasando por el enfado, la tristeza, o la vergüenza ajena. En él, el tenista Maxime Hamou, de 21 años, se comporta como un borracho en un salón americano del siglo XIX agarrando a una corista; pero el marco es Roland Garros, en 2017, y él estaba contestando a la periodista Maly Thomas, de Eurosport Francia, en una entrevista en directo.


Thomas se acerca al tenista francés justo después de que este perdiera, en la primera ronda del torneo, contra el uruguayo Pablo Cuevas. El jugador no le da opción, en el momento en el que ella hace el ademán de colocarse a su lado para acercarle el micro, la agarra con un tirón brusco y la rodea con su brazo. Ella intenta preguntarle qué hace todavía ahí, y él se dedica a intentar besarla, a apretarla más fuerte contra su cuerpo y, como movimiento final, la coge del cuello. Durante todos esos segundos, Maly Thomas intenta deshacerse de él sin conseguirlo y, de fondo, se escuchan nítidas las risas de sus compañeros en el estudio, durante el programa Avantage Leconte.

Thomas ha explicado que Eurosport le ha pedido que no haga declaraciones, sin embargo, repite lo que ya ha dicho a otro medio: "Si no hubiésemos estado en directo, le hubiese dado un bofetón". Más de uno hubiese aplaudido que lo hubiese hecho precisamente en directo, porque el conjunto de esos segundos es bochornoso. Es bochornoso el comportamiento del tenista. Son bochornosas las carcajadas incontenibles de los presentadores de Eurosport. Y es bochornoso el tuit por el que se ha conocido este vídeo, que lo presenta como "Hamou, en modo seductor 30/4"; su traducción al español sería seductor de tres al cuarto, pero usa la palabra seductor, al fin y al cabo.

Forzar a una persona para tocarla y besarla es otra cosa, algo más cercano al acoso y a la agresión que a la seducción. A eso se le puede añadir el poco respeto por el trabajo de la periodista, no solo por parte del tenista, también de sus compañeros, que además de dedicarle unas carcajadas, tuvieron a bien aplaudir ese sinsentido que llega a ser grotesco. Eurosport pidió disculpas la tarde de este 30 de mayo a través de Twitter, y ha anunciado que también lo hará en directo durante el programa de Henri Leconte esta misma noche. Al anuncio de ese "perdón oficial", los seguidores de este medio deportivo se preguntan quién lo hará, si el deportista (número 287 en la clasificación de la ATP) por un comportamiento inaceptable, o los propios periodistas, incluido el presentador Henri Laconte.

A preguntas de este periódico, los responsables del campeonato parisino se han remitido al comunicado que emitieron hace pocas horas: "Los organizadores del torneo de Roland Garros tomaron la decisión de revocar la acreditación de Maxime Hamou tras su comportamiento inapropiado hacia una periodista ayer, lunes 29 de mayo. El presidente de la Federación Francesa de Tenis ha pedido al comité que investigue por conducta inapropiada".

Tal vez la simple retirada de una acreditación no sea suficiente para una competición internacional como Roland Garros. Tal vez la Federación Francesa de Tenis debería haberse extendido más en su comunicado y haber tomado otro tipo de medidas. Tal vez los periodistas a los que les provoca risa esta situación —que llega a ser violenta— deberían pensar que tienen una responsabilidad social frente a millones de telespectadores y que esto, una vez más, solo hace más larga una sombra que las profesionales de los medios de comunicación arrastran todavía, la de ser tratadas sin respeto —sobre todo cuando están cubriendo competiciones masculinas—, como si alguien las hubiese colocado ahí, solo para sujetar un micro.

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