River no pudo vencer a Rosario Central y no aprovechó el pinchazo de Boca

River no pudo ganarle a Rosario Central para depender de sí mismo en la recta final del torneo. El equipo de Gallardo jugó mal el primer tiempo y no le alcanzó la reacción de la segunda parte. Ahora quedó a cuatro puntos de Boca con un partido de menos.


Olé
Paolo Montero dijo en la semana que "River juega con los ojos cerrados". Puede ser cierto el diagnóstico del DT de Central. Pero este domingo en el Monumental, no fue así. El equipo rosarino le nubló la vista. Es decir, le borró algo de ese optimismo extremo que habían logrado los muchachos de Gallardo a partir de la seguidilla de triunfos. Esta era la fecha para pasar virtualmente al frente del torneo. El empate de Boca le permitía a River depender de sí mismo en la recta final. Pero no. Terminó 0-0 ante un bravo Central, un intenso Central, un Central que jugó para Boca. Y River, entonces, quedó con la sal en la Boca. Quedó a cuatro puntos del líder, pero con un partido de menos. El campeonato, claro, está abierto.


Si algo se destaca de este River es la intensidad para jugar los partidos decisivos. O la facilidad para dominar a partir de la circulación rápida de pelota. O el oficio para presionar en campo contrario y recuperar rápido. Nada de eso se vio en la primera mitad. River exasperó a Gallardo en ese rato. El Muñeco veía que su equipo no era su equipo. Que no había reacción. Que Nacho no podía agarrar la pelota. Que ni Alario ni Driussi podían ver de frente al Ruso Rodríguez. Y que, para colmo, Central le achicaba espacios y lo sorprendía en las dos más claras. Una de Teo, que no pudo darle dirección, y otra de cabeza de Marco Ruben. Encima, en el fondo, Pinola sacaba todo bochazo que intentaba River.

La reacción de River llegó a partir del empuje de Ponzio. Otra vez, un león. El peso del partido pasó para el lado de los de camiseta roja y blanca. River ya no tuvo que saltear líneas con pelotazos. Ya no tuvo que esperar una corrida de Mayada. Rojas y Nacho a esa altura podían tomarse unos segundos y levantar la cabeza para ver al compañero mejor ubicado. Lo mismo que el Pity Martínez, que terminaría saliendo. Parecía el momento de buscar, más allá de que la sintonía colectiva no era la mejor.

El ingreso de Auzqui no modificó sustancialmente el funcionamiento. River sí mejoró. Se paró 30 metros más adelante. Se acomodó a la presión ajena. Y pudo ganarlo por la jerarquía individual. Driussi se inventó una clarísima situación que dio en el palo. Luego Alario contó con otra muy buena de media vuelta. Ambos se quedaron con la sal en la boca. El empate, sin embargo, no fue una caída. Para nada. River va a depender de River en la medida que recupere su juego en las últimas fechas.

River debe jugar el miércoles el partido pendiente ante Atlético Tucumán. Luego se le vendrá la seguidilla final: San Lorenzo, Racing, Aldosivi y Colón.

Entradas populares