La UE advierte a Polonia sobre sus excesos autoritarios

Los Estados miembros expresan por primera vez inquietud por el retroceso democrático

Lucía Abellán
Bruselas, El País
El retroceso de la democracia en Polonia no solo preocupa a Bruselas. El resto de Estados miembros se han visto por primera vez obligados a retratarse respecto a la deriva autoritaria del gigante del Este. Y la gran mayoría han expresado inquietud por el incumplimiento de las reglas del Estado de derecho. Aunque de momento la Comisión Europea se limitará a seguir persuadiendo a las autoridades polacas para que cambien de rumbo, el Ejecutivo de la UE ha encontrado este martes un inesperado apoyo de los países miembros en la presión sobre Varsovia.


“Todos nos han urgido a reactivar el diálogo; los países sienten una responsabilidad colectiva por el cumplimiento del Estado de derecho”, ha explicado el número dos de la Comisión Europea, el vicepresidente Frans Timmermans, tras la reunión de ministros de Asuntos Europeos celebrada en Bruselas. Un total de 24 ministros o sus representantes (incluido el polaco) han intervenido, con 17 de ellos claramente a favor de la línea adoptada por la Comisión, que el año pasado estrenó con Polonia un procedimiento comunitario para perseguir los incumplimientos del Estado de derecho en países de la UE. A Bruselas le alarmó particularmente el control gubernamental sobre el Tribunal Constitucional.

Alemania, Francia, Italia y España han recordado la importancia de cumplir las reglas constitucionales, según varias fuentes diplomáticas y comunitarias consultadas, sin atacar directamente a Polonia. Solo Hungría -también en el punto de mira por sus excesos- ha arropado al Ejecutivo polaco, mientras que Reino Unido -cuyo partido gobernante es familia política del que dirige el Gobierno polaco-, República Checa, Eslovaquia y Lituania permanecieron neutrales.

Se trata de un paso político sustancial -nunca antes el Consejo Europeo había debatido sobre la salud democrática de un Estado miembro-, aunque en la práctica las consecuencias son limitadas. Bruselas sigue evitando aplicar medidas drásticas a Polonia, como exigiría el proceso abierto en enero de 2016. Ante la falta de cooperación del Ejecutivo ultraconservador liderado por Beata Szydlo, las reglas dictan que la Comisión debería proponer activar la llamada bomba nuclear: despojar a Polonia de sus derechos de voto en la UE por vulnerar las normas democráticas. Pero Bruselas sabe que una opción tan drástica no obtendría el respaldo de los Estados y quiere evitar quedar desautorizada.

Timmermans ha intentado una vía intermedia: mostrarle al Gobierno de Varsovia que la Comisión no está sola en esta batalla y pedirle que se avenga a negociar. “Espero que esto incentive al Ejecutivo polaco. Pero, por supuesto, solo habrá diálogo si existe voluntad de aceptar nuestras recomendaciones”, ha puntualizado Timmermans, un mensaje acogido de mala gana por Polonia. “La expectación unilateral de que aplicaremos las recomendaciones no es diálogo, sino dictado”, ha criticado el viceministro polaco de Exteriores, Konrad Szymanski, informa Reuters.

Bruselas teme que Polonia continúe la senda autoritaria que inició el partido Ley y Justicia -liderado por el ex primer ministro Jaroslaw Kaczynski- desde su llegada al poder. A las reformas del Constitucional, de la función pública y de los medios de comunicación públicos para elevar el control político se pueden sumar pronto otras medidas de cerco al poder judicial. La Comisión quiere pararles los pies sin elevar demasiado la voz.

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