Independiente ganó el clásico de Avellaneda

Con un golazo de Meza sobre el final, el Rojo venció merecidamente a Racing por 2 a 0 y ratificó la paternidad. El equipo de Holan, invicto desde que comenzó su ciclo, fue superior a un rival muy pobre y sigue subiendo en la tabla.

Olé
Festeja media Avellaneda. Celebra, baila, canta... Por ese zurdazo de Rigoni que, con complicidad de Orion, se metió por el palo del arquero en ese tiro libre. Por ese golazo que inventó Meza sobre el final del partido, a puro lujo y gambeta. Pero también salta de alegría por los diez partidos invicto que lleva un emocionado Ariel Holan, con lágrimas en los ojos tras el pitazo final de Abal. Por el temperamento y la personalidad que contagia Tagliafico jugando como zaguero central, una camiseta 6 con historia en Independiente. Por la seguridad que brinda Campaña. Por cómo rinden los pibes Bustos y Franco. Por lo que meten el Torito y Nery Domínguez. Por la recuperación futbolística de Benítez. Por esas gambetas endiabladas de Barco. Independiente superó a un Racing pobretón, especulador, que sólo insinuó a partir de alguna corajeada de un enorme Bou. Poco para hacerle frente a un Rojo que gana y que va. Que sigue subiendo en la tabla, ya metido en zona de clasificación para la Sudamericana pero con un objetivo mayor: el acceso a la próxima Libertadores.


El partido podría dividirse en dos como en ambos tiempos. En el primero se dio un encuentro muy parejo, en el que Independiente administró mayor tiempo la pelota pero careció de profundidad como para poner en apuros a un inseguro Orion. Racing, mejor parado, tratando de obstaculizar la conexión de Benítez con Barco y Rigoni, esa línea de tres agresiva que para Holan detrás de Gigliotti. Y buscando a través de los avances de Cuadra lograr conectarse con Bou y Licha López. Dentro de esa paridad táctica, Racing tuvo la más clara con un mano a mano de la Pantera, en la que no pudo definir bien y la pelota fue a las manos de Campaña.

Pero el desarrollo cambió en la segunda parte. Ahí Independiente apretó el acelerador, mostró mayor determinación para generar y para acercar la pelota al área rival. Y Racing se fue replegando de a poco, quedando lejos de Bou y Licha López. Cuando el Rojo comenzó a hacer méritos para ponerse en ventaja, llegó ese tiro libre de Rigoni al palo del arquero. Orion dio el fallido paso al medio y por ese hueco se filtró la pelota para el 1 a 0. La respuesta de Racing fue a través de pelotazos, pases largos y cero fútbol. No hubo juego en un equipo que pareció extrañar mucho al Huevo Acuña y al pibe Lautaro Martínez. Algún desborde de Bou y nada más.

Cuando el partido se moría y la gente del Rojo ya festejaba la confirmación de la paternidad (elevó la racha a 23 partidos oficiales), Meza inventó un jugadón impresionante. Gambeteó a tres rivales, al último con caño incluido y definió tres dedos para darle otro motivo de alegría a su gente. Una sana costumbre.

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