“En lugar de huir, mi instinto me empujó a correr e intentar ayudar”

Dos sin techo que atendieron a los heridos y una mujer que puso a salvo en un hotel a 50 adolescentes se convierten en los héroes del atentado de Mánchester

Agencias
Madrid / Mánchester
Stephen Jones dormía en una calle adyacente al Manchester Arena cuando la explosión lo despertó la noche del pasado lunes. Chris Parker mendigaba por la zona. Paula Robinson estaba en una estación de tren cercana al estadio cuando oyó el brutal estallido y vio a decenas de chicos huyendo despavoridos. Los tres no se lo pensaron un segundo antes de lanzarse a ayudar a las víctimas en los primeros minutos del atentado y se han convertido en héroes. Son tres personas con nombres y apellidos en medio de una oleada de solidaridad que hizo que muchos ciudadanos abrieran las puertas de sus casas para albergar a víctimas, que los hoteles acogieran a las personas afectadas y que los taxis hicieran carreras gratuitas para llevar a la gente a sus casas.


"Eran niños, muchos niños llenos de sangre que gritaban y lloraban", explicó el martes a la cadena de televisión ITV Stephen Jones, un hombre de rostro demacrado que vive en la calle desde hace más de un año. "Tuvimos que quitar los clavos de los brazos, incluso del rostro de una pequeña", agregó. "El hecho de que sea un sin techo no implica que no tenga corazón. Es puro instinto ir a ayudar", sentenció.

Chris Parker, de 33 años, contó a la agencia británica Press Association que la fuerza de la explosión lo tumbó al suelo. "Primero fui lanzado al suelo y después me levanté y, en lugar de huir, mi instinto me empujó a correr e intentar ayudar", dijo al borde de las lágrimas.

Cuando llegó, el lugar estaba lleno de gente tirada en el suelo. "Vi una niña pequeña (...) ya no tenía piernas. La envolví con una camiseta y le pregunté: '¿Dónde esta tu mamá y tu papá?", contó. La niña respondió que su papá estaba en el trabajo y que su madre estaba arriba, en la sala.

Chris Parker suele deambular cerca de la sala de conciertos para pedir dinero a los transeúntes. Muy afectado, explicó que intentó reconfortar a una mujer, pero que finalmente murió en sus brazos. "Ella murió en mis brazos. Tenía unos 60 años y me dijo que había venido con su familia", dijo. "El suelo estaba lleno de pernos y tuercas. Algunas personas tenían agujeros en la espalda", describió.

Parker contó que los recuerdos más vívidos son los gritos y el olor. "Son los gritos lo que no consigo olvidar y también el olor (...) No quiero decir esto pero se sentía el olor de la carne chamuscada". Stephen Jones contó que lo que vio le impide dormir, sobre todo los cuerpos sin vida de los niños en el suelo y las madres conmocionadas a su lado.

De inmediato, se pusieron en machar colectas en internet para ayudarlos. A las once de la mañana del jueves se han reunido ya 22.308 libras (25,7605 euros) para Stephen Jones y 44.700 libras (51.632 euros) para Chris. Michael Johns, que lanzó la iniciativa para Chris sin conocerlo, explica en el portal que es necesario ayudar "a una de las personas más vulnerables" de la sociedad y que el mendigo mostró mucho "valor y altruismo".

Por su parte, Paula Robinson, de 48 años y vecina de West Dalton, a 64 kilómetros de Manchester, cuenta que estaba con su marido esperando un tren en la estación Victoria, la más cercana al lugar de la tragedia, cuando sitió el estallido y vio a decenas de adolescentes corriendo despavoridos. "Fue literalmente segundos después de la explosión cuando vi a los adolescentes corriendo hacia mí", cuenta la mujer, bautizada el ángel de Manchester, al diario The Independent.

Robinson condujo a unas 50 chicas al cercano hotel Holiday Inn Express y puso en las redes su número de teléfono para que los padres aterrorizados pudieran dar con ella y con sus hijas. Su número no paró de sonar. El mensaje que escribió en Facebook y Twitter decía, "Tenemos a 50 niños con nosotros esperando a que los vengan a buscar. Están a salvo y los estamos cuidando". "Por favor, re-post para cualquier padre con hijos en el MEN (Manchester Arena). He trasladado a tantos niños como he podido al Holiday Inn, me quedaré con ellas", añadió.

De momento, han trascendido los nombres de la mitad de los 22 muertos. Charlotte Campbell, que el martes apareció en las principales televisiones británicas pidiendo ayuda para encontrar a su hija Olivia, de 15 años, anunció este miércoles que había muerto. "RIP mi querida hija preciosa linda Olivia Campbell llevada lejos, lejos, prematuramente, ves a cantar con los ángeles y sigue sonriendo. Mamá te quiere", escribió en las redes, junto a una foto de la chica.

También se confirmó la muerte de un hombre y una mujer polacos que vivían en el Reino Unido, y de dos amig

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