El Barça se dio contra un muro

El equipo blaugrana creó ocasiones pero fue incapaz de romper la defensa de la Juventus, que se mete en semifinales con Real Madrid, Atlético y Mónaco.


Santi Giménez
As
Se acabó la Champions para el Barcelona después de estrellarse contra el muro de la Juventus, que en un ejercicio defensivo impecable desquició a un equipo incapaz de arreglar en el Camp Nou el desastre de Turín. Sin demasiados agobios, los italianos lograron un empate a cero que descartó cualquier milagro en un Camp Nou que despidió al equipo entre unos aplausos que sonaron a agradecimiento por el final de una etapa gloriosa.


Puede explicarse esta eliminación en base a muchos factores más allá del lamentable partido de ida, pero el encuentro ante los italianos ofrece un buen ejemplo de los males actuales del conjunto de Luis Enrique.

El triunfo de la Juventus es de un equipo trabajado, táctico y solvente ante un Barcelona que hace tiempo que vive de la inspiración puntual de sus estrellas. Y si ésta no aparece, el Barça se estrella.

No se puede decir que el Barcelona jugara mal, ni que sus jugadores no lo dieran todo. Simplemente, la cuestión está en que no hay un plan más allá del que dicte la puntería de sus figuras. Si Messi, que tuvo seis disparos a puerta, no emboca ninguno, ya no hay nada que hacer. Por no hablar de las jugadas a balón parado. Trece saques de esquina botó el Barcelona que fueron absolutamente inofensivos como han sido toda la temporada.

Tradicionalmente, el Barcelona ha sido un equipo que ha hecho de la pausa y la inteligencia un arma definitiva, pero ante la Juventus lo fió todo a una prisa que no encaja para nada con su manera de actuar. Y ante esa aceleración, el juego se deshizo en los metros finales donde siempre se tomó una mala decisión. Se equivocó Messi, se equivocó Neymar y se equivocaron todos los jugadores que aparecieron en los últimos metros poseídos por una ansiedad que lo mismo servía para hacer un regate de más como para protestar al colegiado de mala manera.

El encuentro fue una ruleta rusa en la que el Barcelona buscó un gol que creara un ambiente propicio para el milagro, pero la falta de acierto en los metros finales de sus estrellas impidió que el plan previsto llegara a buen puerto.

Para acometer una gesta como la que afrontaba el Barcelona es imprescindible que alguno de los cinco primeros disparos realizados se convierta en gol. Y más ante un equipo como la Juve, que tiene una defensa sensacional y que concede muy poco. Y ahí, el tridente falló. Falló Messi, que no fue capaz de embocar ni uno de sus seis disparos entre los tres palos, falló Suárez, perfectamente marcado por los centrales italianos y falló Neymar, el mejor de los tres, porque se empeñó en hacerlo todo el solo tratando de marcar el gol del siglo.

Ante este panorama, la Juve dio una lección de solidez. Fue un castillo inexpugnable y jamás dio síntomas de nerviosismo. Los italianos ganaron su pase a la semifinal en la ida y lo certificaron en una vuelta de manual.

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