Mike Pompeo, un fustigador de Hillary Clinton para la CIA

El congresista ganó protagonismo en las filas conservadoras en la comisión sobre Bengasi

Sandro Pozzi
Nueva York, El País
Mike Pompeo, de 52 años, es representante republicano por Kansas. El candidato del presidente electo Donald Trump para dirigir la agencia central de inteligencia estadounidense (CIA) llegó al Congreso en 2010 con el apoyo del movimiento ultraconservador del Tea Party, del que es miembro. El político, conocido por tener un discurso incendiario, es una de las figuras más influyentes en la Cámara de Representantes.


Pompeo se graduó como número uno por la prestigiosa academia militar de West Point, una de las grandes incubadoras de la élite estadounidense. Eso fue antes de estudiar derecho en la Universidad Harvard. Tras graduarse trabajó para el despacho de abogados Williams & Connolly, de las firmas más influyentes en Washington. Es un político incisivo, con un fuerte temperamento y una posición muy dura en cuestiones controvertidas.

Su elección para dirigir la CIA sirve a Trump para priorizar la seguridad nacional. Este antiguo oficial de la Armada es miembro del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes y fue de los más vocales en la comisión especial que se creó para investigar el ataque contra el consulado de EE UU en Bengasi (Libia) en 2012, en el que murieron cuatro estadounidenses, incluido el embajador Chris Stevens.

Pompeo elaboró un informe muy crítico con el papel de Hillary Clinton, que era secretaria de Estado cuando se produjo el atentado en Bengasi. Acusó a la demócrata de encubrir la gravedad del incidente para proteger a Barack Obama, que dos meses después del atentado se presentaba a la reelección. “En lugar de decir la verdad a riesgo de perder las elecciones, la Administración cuenta una historia en privado y otra diferente en público”, denunció.

Su protagonismo en este panel le hizo ganar peso en las filas conservadoras. También consideró que las filtraciones del contratista de la NSA Edward Snowden sobre las escuchas masivas son un acto de traición que debe ser castigado con la pena capital. El congresista cargó además contra la Casa Blanca por no llamar al "terrorismo islámico" por su nombre y acusó a los líderes musulmanes en EEUU de ser “cómplices” con su silencio de atentados como el del maratón de Boston.

"Cuando los ataques terroristas más devastadores de los últimos 20 años los comenten personas de la misma creencia religiosa, cae una obligación especial sobre los líderes de esa fe", afirmó ante el plenario de la cámara Mike Pompeo, que antes de meterse en la política fundó la compañía Thayer Aerospace. El expresidente George Bush consideró que este lenguaje es contraproducente.
Mano dura con Irán

Además de apoyar con firmeza el controvertido programa de la Agencia de Seguridad Nacional para la recopilación de datos, Mike Pompeo fue de las voces más críticas con el pacto nuclear que negoció la Administración Obama con Irán. De hecho, patrocinó varias propuestas para elevar las sanciones. "No veo la hora de desmantelar este desastre acuerdo con el mayor país patrocinador del terrorismo", afirmó recientemente el congresista.

Aunque en un primer momento apoyó al senador Marco Rubio para la presidencia, no tardó en respaldar públicamente la candidatura de Donald Trump cuando se encarriló su carrera. Y pese a que no mostró gran entusiasmo por el empresario, sí siguió la línea más dura posible para torpedear las aspiraciones de Hillary Clinton. El congresista es una persona muy próxima al futuro vicepresidente Mike Pence.

Su campaña para llegar al Congreso estuvo respaldada por los hermanos Charles y David Koch, de los principales donantes del Partido Republicano. Pompeo, que también es miembro del comité de Energía y Comercio, es un negacionista declarado del cambio climático. Aunque algunos miembros entre las filas conservadores le animaron a meterse en la carrera por hacerse con el liderazgo de la Cámara, siempre mostró interés por abandonar el Capitolio.

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