La marcha de Schulz a Berlín calienta la precampaña alemana

El presidente del Parlamento Europeo podría encabezar la lista socialdemócrata si falla Gabriel

Luis Doncel
Claudi Pérez
Berlín / Bruselas, El País
El juego de sillas de la política alemana se va aclarando. Salvo catástrofe ahora imprevisible, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier asumirá en febrero la presidencia de la República. La democristiana Angela Merkel luchará por un cuarto mandato como canciller. Solo falta que los socialdemócratas elijan a su cabeza de lista para las elecciones de septiembre. Una pieza más del puzle se colocó el jueves. El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, abandonará Estrasburgo por Berlín. Se sitúa así como casi seguro ministro de Exteriores y gana enteros la posibilidad de desbancar al líder del partido, Sigmar Gabriel, como candidato a canciller.


Tras siete años al frente del Partido Socialdemócrata (SPD), este parecía el turno de Gabriel. Por fin podría llevarse el gran trofeo de la política alemana: la candidatura a encabezar el Gobierno. Acaba, además, de apuntarse un buen tanto. Calculó sus cartas, arriesgó y apostó por su colega de partido y ministro de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, como próximo jefe de Estado. A Merkel le fallaron sus candidatos y, temerosa de encajar una derrota a pocos meses de las elecciones, acabó cediendo y aceptó el nombre de Steinmeier. Un golpe en toda regla para la Unión Cristianodemócrata (CDU) y uno de los mayores éxitos de Gabriel en tres años de Gobierno de gran coalición.

Y, sin embargo, el vicecanciller y ministro de Economía no las tiene todas consigo para concurrir a las elecciones como cabeza de lista. Las encuestas otorgan a su partido unos resultados pésimos, en torno al 20% de los votos, lejos del 25% que lograron los socialdemócratas en 2013. A la vista de estos negros pronósticos, Gabriel podría echarse a un lado voluntariamente. Algunos han querido ver en el anuncio de su futura paternidad una señal de que no aspira a estar en primerísima línea. Y, si esto fuera así, Schulz aparecería como el hombre adecuado. “La decisión de Schulz es una mala noticia para Europa, pero buena para Alemania”, escribió Gabriel en Twitter.

El hasta ahora presidente de la Eurocámara no ha dado pistas sobre su futuro inmediato. Por ahora solo ha dicho que se presentará a las elecciones federales como cabeza de lista del Estado de Renania del Norte-Westfalia, el más poblado de Alemania. Pero su paso al Ministerio de Asuntos Exteriores parece hecho. Cuando Steinmeier se convierta en jefe del Estado, el SPD tendrá que nombrar a un sustituto. Y quién mejor alguien con tan buenas conexiones en el extranjero como Schulz.
Juego de sillas en Europa

El futuro de Martin Schulz estaba cantado: la política alemana, después de muchos años en la Eurocámara. "No ha sido una decisión fácil de tomar", dijo el jueves. “Me he esforzado por hacer más fuerte y más visible la política europea, pero también por darle mayor influencia al Parlamento, la única institución europea en la que los miembros son elegidos directamente”, añadió.

Ese movimiento puede tener, además, consecuencias: si Weber u otro candidato del Partido Popular Europea acaba presidiendo el Parlamento, los conservadores coparán los tres puestos principales en Bruselas: la presidencia de la Comisión Europea (el luxemburgués Jean-Claude Juncker), la del Consejo Europeo (el polaco Donald Tusk) y la de la Eurocámara. Los socialdemócratas tienen solo dos puestos menores: la jefatura del Eurogrupo (el holandés Jeroen Dijsselbloem) y la de la diplomacia exterior, la italiana Federica Mogherini. El español Luis de Guindos luchó por la presidencia del Eurogrupo y perdió; podría sopesar volver a presentarse, pero el reparto de cargos hace ahora mismo muy difícil el acceso a ese puesto a un candidato conservador. Salvo que haya sorpresas en la Comisión y en el Consejo.

Más complicado parece su candidatura a canciller. No está claro qué resultado podría tener en unas elecciones nacionales alguien que lleva más de 20 años en la política europea. Schulz logró que su partido recortara distancias con la CDU de Merkel en las elecciones europeas de 2014. Pero ese ejemplo no sirve. La cita importante es la de los comicios en casa. Su escasa vinculación con la política alemana podría ser incluso una ventaja para un partido que necesita aires nuevos tras una década a la sombra de Merkel.

El SPD ha sufrido un escape de votos hacia la izquierda, pero también hacia la derecha populista antiinmigración de Alternativa para Alemania (AfD). Muchos votantes de izquierdas no le han perdonado aún los recortes al Estado del bienestar que supuso la Agenda 2010 del canciller Gerhard Schröder.

Tras el anuncio de la mudanza de Schulz a Berlín, el SPD dijo que mantiene sus planes de esperar a enero para anunciar su cabeza de lista. Pero no es seguro que los socialdemócratas vayan a resistir la presión de una precampaña que parece estar empezando sin un nombre de referencia.

Como presidente del Parlamento Europeo, Schulz ha ocupado el cargo desde 2012: el periodo más largo desde que en 1979 se empezó a elegir por sufragio universal. A pesar de que en las elecciones de 2014 quedó muy por debajo de sus expectativas, claramente por detrás del PPE de Jean-Claude Juncker, un acuerdo entre los socialdemócratas y los conservadores le dio la presidencia durante dos años y medio: ahora es el turno del PPE.

Manfred Weber, el líder -también alemán- de los populares europeos en la Eurocámara, salió minutos después de Schulz a lanzar un mensaje de estabilidad institucional. No aclaró si se postulará como candidato para sucederle, aunque encabeza todas las quinielas. Sí mostró su intención de “buscar un candidato con el resto de partidos proeuropeos para evitar toda influencia de los extremistas”. También suenan como posibles reemplazos los políticos conservadores Mairead McGuiness (irlandesa), Alain Lamassoure (francés) y Antonio Tajani (italiano).

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